Vivir en paz, es la meta de todos y cada uno de nosotros, sin embargo
muchas veces la olvidamos y perdemos la paz por darle mayor importancia al
conflicto.
Si mantenemos constante la auto indagación, podremos darnos cuenta que
durante el transcurso de un solo día, negociamos nuestra paz a muy bajo
precio.
Quizá vendemos nuestra tranquilidad a cambio de una crítica mal intencionada,
que puede dejarnos un ardor casi imperceptible en la boca del estómago,
somos exigentes, rígidos, intolerantes, miramos con envidia a nuestro vecino,
deseamos silenciosamente que aquel con el que estamos en desacuerdo
fracase… !!!
Que feo es leerlo, y sin embargo, tú y yo somos seres humanos falibles y en
alguna oportunidad o en muchas, esos oscuros sentimientos han sido parte de
nuestra vida.
Lo negativo no está tanto en sentirlo sino en no reconocerlo y menos aún
admitirlo.
El acallar los errores, los hace poderosos, es la caja que no queremos abrir, el
espejo que no desearíamos mirar y que para ocultarlos damos rienda suelta a
más y más defectos de carácter.
¿Cómo limpiar o borrar aquello que no hemos reconocido y admitido?
Muchas veces recurrimos a la victimización y manipulación para conseguir
lo que queremos y siempre, siempre sabemos lo que estamos haciendo,
aunque lo ocultamos y dejamos que la culpa nos domine y por supuesto al
hacerlo, estamos perdiendo la paz.
Antes de haber vivido en paz, puede suceder que esa inquietud interna, esa
sensación de vacío, esa especie de angustia y temblor interno, nos sea familiar
y podemos llegar a pensar que eso es lo normal…
Alguna vez escuche decir a un Maestro , “Cuando se ha probado el néctar, la
miel ya no te dice nada”.
Así pasa con el estado de paz, una vez experimentado, ya no lo queremos
perder, es más, ya no queremos vivir en el otro estado de “tranquilidad”
relativa.
Estoy segura que sabes de qué te estoy hablando.
Cuando reconocemos nuestros errores podemos repararlos, y eso nos dará
paz, ¿recuerdas el proceso? Reconocer, admitir y reparar…
También es importante darnos cuenta, cuando voluntariamente, nos
preparamos para sufrir, es como montar la escena de una obra de teatro,
decidimos ser las víctimas y acomodamos todo para crear y recrear el
sufrimiento.
Frases como: “cada que me acuerdo la forma cómo me trató” “la indiferencia o
el odio con que me miró”, “nadie me ayuda, no se acuerdan de mí”, etc…
Son el argumento base, luego nos acomodamos para sentir el dolor y desde
nuestra posición de dolor, culpar a nuestros supuestos agresores y sentir
conmiseración por nosotros mismos.
Viéndolo de esta manera, es un poco ridículo ¿cierto? bueno pues, me
perdono por las veces que actué de esa manera y sigo adelante con otra
actitud y en responsabilidad.
Normalmente la victimización oculta una gran culpa y la culpa es la madre de
la victimización, si no asumimos el ciento por ciento de responsabilidad en cada
hecho de nuestras vidas, andaremos lamentándonos por el resto de ella.
Cuántas veces hemos dicho: “ si él o ella no me llama o no me busca, yo
tampoco lo haré”, si se trata de un hijo, un amigo o un familiar, si lo que deseas
es verlo o hablar con él o ella, ¡llámalo!, ¡búscalo tú! Deja de lado la soberbia
y vive en paz.
Cuando eres capaz de ver el odio en la mirada de tu hermano, primero ese
odio está en tí, si puedes sentir la indiferencia, pregúntate primero ¿qué
servicio brindo yo? Cuando servimos de corazón, nunca nos sentiremos
abandonados, el servicio es lo que llena de alegría nuestro corazón, y
siempre, el servicio que brindamos es para nosotros mismos, para tener paz.
Entonces si queremos limpiar y borrar el sufrimiento de nuestra vida,
comencemos por dar.
Cualquier error que hayamos cometido, se puede reparar con servicio. Dar es
el primer paso a recibir.
Es muy gratificante cuando hacemos la iniciación a sincronizarnos con la
abundancia, el reconocer y admitir en cuántas áreas de nuestra vida hemos
sido soberbios, codiciosos y egoístas y al soltar esas memorias las puertas de
la abundancia se abren.
Finalmente quisiera decirte que si puedes elegir a qué actividad dedicarte,
asegúrate que la actividad que realizas brinde un servicio, si no puedes
elegirlo en este momento y lo que haces tiene que ver con la violencia o con
actividades que inducen a las personas a actividades de involución. Limpia,
entrégale a la Divinidad ese trabajo que realizas y deja que ella se
encargue de darte la oportunidad de servir aun dentro de aquella actividad.
Nunca me cansaré de repetir que todo es perfecto, lo que sucede, es que
nosotros somos como los cinco ciegos que tratan de describir a un elefante,
para uno será sólo una gran oreja, para otro una cola o una trompa, y no
pueden tener la imagen completa.
Dios siempre tiene la imagen completa.
Sólo necesitamos ser sinceros y coherentes y mantenernos en estado de
entrega, entonces la limpieza se hará constante y la paz estará presente en
nuestras vidas.
Que tengamos paz ,más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias, las de amor y las de miedo, te entrego mi bendiciones y mis pruebas, te entrego mi falta de fe y mi alegría, te entrego a mis amores, a mis amigos y también a aquellos con los que estoy en desacuerdo, para que Tú, llenes todo y a todos de Tu Luz
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo,
Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”