Lo que pienso, es lo que siento y mis pensamientos son el fruto de mis
memorias… si purifico mis memorias, me sentiré en paz.
El diálogo constante que se desarrolla en mi cabeza, no es otra cosa que
mis memorias en acción, todo el día estoy pensando y según sean mis
pensamientos mi corazón experimentará, alegría, alivio o desazón.
Cuando aprendemos a comunicarnos con nuestro Niño interior,( que es
nuestro subconsciente, el almacén de todas nuestras memorias, representado
en Ho ́oponopono como un niño pequeño de unos siete años) él está ávido de
servirnos porque es poseedor de todo el caudal de memorias o experiencias vividas por nuestros ancestros y heredadas a nosotros de generación en generación.
Este Niño interior ha estado, está y estará siempre con nosotros mientras
estemos viviendo una experiencia física, es el Niño quien activa todas las
funciones de nuestro cuerpo: respirar, digerir, pensar… etc.
Gracias al Niño es que mantiene activas determinadas memorias o programas
que vienen grabadas en nuestros genes.
Nuestra memoria son la materia prima de todo pensamiento, es la
combinación de memorias lo que trae las imágenes a mi mente, por ejemplo:
puedo pensar en algo agradable como estar volando sobre el mar, es cierto
que no es algo que yo pueda hacer pero gracias a mis memorias puedo
imaginar y sentirme libre y disfrutar de la sensación, también podría imaginar
que me estoy asfixiando y sentir la angustia y se acelerará mi corazón.
Con estos dos simple ejemplos, has podido comprobar como todo sucede
primero en el pensamiento y luego el cuerpo experimente dolor o placer.
Pero no asumimos que somos nosotros creando cuando por ejemplo tenemos
una ataque de celos y producimos gran cantidad de imaginaciones negativas y
experimentamos sufrimiento.
O cuando me aferro a una idea o a un deseo y me atormento dándole vueltas
en mi cabeza…
En todos estos casos es nuestro Niño interior quien está soltando las memorias
que conforman nuestros pensamientos.
Cuando finalmente, asumimos que es el Niño quien pone los hilos al tejido de la mente, podemos comenzar a entregar hilo por hilo a la Divinidad para que esa mente se ilumine.
Puedo decirle desde mi consciente o La Madre (Uhane) haciendo uso de mi
libre albedrío a mi Niño (Subconsciente –Unihipili):
“Mira pequeño, estos pensamientos no nos hacen ningún bien, vamos a
entregarlos al Padre (supraconsciente-Aumakua) y desde allí que se eleven a
la Divinidad para que sean transmutados en luz.”
Cuando entregamos las memorias, siempre estamos en tiempo presente, ya
que todo pensamiento catastrófico está siempre ligado al pasado o al futuro.
Y una memoria entregada es siempre recibida y transmutada, sólo que muchas
veces no podemos comprobarlo en el momento, ya que la memoria comienza
a borrarse desde el punto en donde se inició, que podría ser ¡ miles de años
atrás!!
Si re- educamos a nuestro Niño, los pensamientos serán manejados por
nosotros de una manera saludable y ya no seremos nosotros controlados por
ellos.
El Niño interior siempre es dócil y obediente, sólo que antes necesita tener un
buen contacto con la Madre-Uhane, es un disciplina que se aprende y que nos
da muy buenos resultados.
Recuerda que el Niño es quien hace que nuestra realidad sea de la forma que
Cuando no tenemos contacto con nuestro Niño interior él actúa por su cuenta.
Y guiado por nuestras palabras, las mismas que escucha atentamente y que
muchas veces lo confunden porque él sabe cuando decimos la verdad, o
cuando expresamos algo contrario a lo que pensamos.
Educar a nuestro Niño interior es fundamental, para tener buenos
pensamientos, ya que lo que pienso, es lo que siento, una vez más volvemos al
punto:
Ver lo bueno
Hacer lo bueno
Decir lo bueno
Y tendremos un buena realidad.
A partir de hoy estaré atenta para ver qué pensamientos son los que repito
una y otra vez, si son negativos los entregaré para su transmutación y así me
aseguraré que lo que pongo en mi corazón sea fruto del amor.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todos los hilos de mi mente, para que Tú los vayas transmutando uno a uno y me llenes de luz.
Que la nueva tela de mi mente este tejida por los hilos del amor y la verdad
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”