Estamos siempre a la espera de los frutos; planeamos y ejecutamos
acciones esperando resultados, sin darnos cuenta que vivimos en el
futuro desperdiciando el invalorable presente.
Tú y yo sabemos que el único tiempo que existe es el presente, sin embargo
nos dejamos llevar por nuestras memorias y vivimos, llenos de expectativas por
el futuro y algunas veces lastimados por el pasado.
El presente nos entrega a cada momento los frutos de nuestras acciones. Cada
día es una cosecha.
Tiempo atrás cuando nuestro hijo mayor comenzó a estudiar, lo hizo en el colegio de los hermanos Maristas, un día el director nos llamó y cuando asistimos a la reunión, nos dimos con la sorpresa que había convocado a un pequeño grupo para que formaramos la junta de padres de familia del colegio.
Al parecer nadie se había presentado voluntariamente y Julio Ibáñez, el
Hermano Director, que era un hombre entusiasta, abierto y lleno de ideas
innovadoras, eligió “a dedo”, a un grupo para que fueramos los miembros de la
junta.
A mi esposo y a mí nos sorprendió dado que no lo conocíamos, pero entonces,
él nos dijo algo que se me quedó grabado “en los patios del colegio, yo
reconozco a cada uno de ustedes, reflejados en sus hijos.”
En esa etapa de mi vida esa frase quedó en mi mente sólo como una información más, no la hice mía como una lección de vida.
Décadas después no sólo la recordé, sino también la entendí, cuando estando
en Hawaii para hacer el seminario de Ho ́ponopono, leí una carta del Doctor
Ihaleakala Hew Len quien en uno de sus párrafos decía:
“Si tu hijo no quiere estudiar o no quiere ir al colegio, pregúntate: ¿Qué sucede
en mí que está provocando esta situación?”
Lo que sea que estemos experimentando, es el fruto de la activación de alguna
de nuestras memorias.
Si lo que estamos viviendo no nos otorga paz, bueno comencemos a remover
la tierra de nuestras memorias, seguramente hoy es un buen momento de
comenzar una nueva siembra.
Cuando uno practica el Ho ́oponopono lo hace siempre en presente, limpiamos
lo que el día de hoy nos trae sufrimiento, y al hacerlo nos conectamos tanto
con nuestro niño interior cuanto con nuestro Ser Superior, ambos trabajan en
sociedad para darnos un estado de paz.
Los proyectos son buenos, las metas también pero éstas se pueden vivir
totalmente en el presente, tú me dirás ¿cómo?, bueno es muy simple, estando
presente en cada paso que damos en su ejecución.
Tendremos los frutos, pero para recogerlos primero habremos pasado por un
largo proceso, la elección del terreno, la preparación de la tierra, etc.
¿Cómo comienza el proceso de la siembra?, con la acción de elegir las
memorias mediante nuestro libre albedrío, ellas serían: la tierra, la
semilla, el sol y el agua y al final del proceso llegará el fruto (…) según sea la
semilla, serán los frutos…
Cada parte del proceso fue importante y en cada situación se necesitó nuestra
presencia.
Presencia y presente vienen de la misma raíz.
Nuestra mirada puesta en el aquí y en el ahora nos confiere paz, cuando el futuro llegue ¡será presente!!
Entonces, si hemos elegido que nuestro fruto sea la paz, analicemos cómo
trabajar correctamente nuestro terreno interior.
Para comenzar aceptemos que aquello que queremos recibir, será proporcional
a lo que estemos dispuestos a dar.
Activaré mis memorias de servicio, le daré a mi prójimo lo mismo que a mí me
gustaría recibir.
Podríamos decir que esa es la elección del terreno, una buena tierra fértil, es la
tierra del servicio.
La semilla será sana y coherente, eso significa que el servicio o mi disposición
de dar debe ser ejecutada con amor verdadero, no con interés , culpa o fuera
de mis posibilidades.
Si lo que doy lo hago para calmar mi culpa, no estoy haciendo un servicio,
estoy comprando una falsa tranquilidad.
Para que la planta crezca saludable será necesario podarla y tener cuidado
que no tenga ninguna plaga -a mi me gustaría poder hacer una poda en mis
deseos, y es algo que me cuesta mucho hacer- , pero también sé que, a
menos deseos mayor felicidad, y las plagas están relacionadas con los deseos
excesivos, y con la comparación, la envidia, la frustración y la rabia.
¿Qué representa el agua y el sol en nuestra siembra interior?
El agua limpia son nuestras memorias en constante purificación y el sol es la
iluminación que recibimos gracias a esa limpieza constante.
Si llevamos a cabo este proceso, el fruto de una paz duradera nos acompañará
siempre. Ya que habremos sembrado paz y cosecharemos paz.
Cada día es una oportunidad, para iniciar un nuevo camino y corregir errores,
para la China, hoy comienza el año nuevo , Año de la Cabra o Oveja de
Madera, que coincide con la época de siembra.
Bueno, podemos tomar esta fecha como una oportunidad para comenzar
un proyecto de paz, sembremos amor y servicio, y sus frutos llegarán como
reacción, reflejo y resonancia de nuestras acciones.
Que tengamos paz más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis semillas para que Tú, las purifiques con tu luz.
Inspírame para sembrar amor y serenidad a lo largo del camino de mi vida.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”