En el diccionario, materia prima significa:
Sustancia natural o artificial que se transforma para crear un producto.
Cosa que potencialmente sirve para crear algo.
Nuestras memorias son la materia prima con la que reconocemos nuestra
realidad.
¿Cómo es posible que el mismo hecho pueda ser experimentado y descrito de
forma diversa por un grupo de personas?
Si te reunes con tus hermanos a recordar alguna experiencia de la niñez, verás
que cada uno tiene una visión diferente sobre un mismo hecho.
La razón es que cada uno lo vivió desde su propio marco de referencia, y ese
marco lo da las memorias activas.
Cada uno de nosotros es un holograma del universo, en nosotros está toda la
información pero sólo hacemos uso de una pequeñísima parte de ella.
Imaginemos que tenemos cemento, ladrillos, fierro, tierra, piedra, agua, etc.,
todo lo necesario para construir algo.
Cada quien elegirá qué construir y la variedad puede ser inmensa, desde un
cuarto, hasta un palacio, una iglesia, o una cárcel, un puente o una represa
etc.
De la misma forma con nuestras memorias vamos construyendo la realidad que
vivimos, según las memorias que activemos o que tengamos activas.
Las memorias son la programación genética que traemos:
El famoso genetista argentino Jorge Dotto, autor del libro “Genética, ¿Cómo
puede cambiar nuestras vidas?”, dice claramente que determinados genes sólo
se desarrollan según el medio ambiente que los rodea.
Los antiguos hawaianos no hablaban de genética, ellos hablaban de memorias
y también decían que las memorias se activan con aquello que entra por
nuestros sentidos, entonces, es una razón más que suficiente para tener más
cuidado con lo que vemos, oímos o decimos.
Si nuestro lenguaje es negativo, pesimista, crítico, grosero, así también será la
realidad que vivimos.
Lo mismo pasa con nuestros pensamientos.
Las palabras de Jean Pierre Garnier, han quedado grabadas en mi mente “Un
pensamiento negativo crea, una realidad negativa en algún lugar del universo”.
Eso quiere decir que nuestras palabras y pensamientos son como balas
perdidas que llegarán a alguna parte, pero imagínate la cantidad de estos
pensamientos y palabras negativas que se disparan,
¿cómo hacer para que una de esas balas perdidas no nos lleguen?
Muy sencillo. Nuestros pensamientos y palabras son como imanes, atraen más
de lo mismo, si yo pienso en negativo, hablo en negativo, soy el blanco
perfecto para todas esas balas perdidas.
En cambio si utilizo palabras amables, mis pensamientos son positivos, estoy
creando más de lo mismo en algún lugar del universo, y lo que es mejor estoy
atrayendo hacia mí, todo lo positivo también.
Veamos el caso que llegamos a visitar a un enfermo y queremos saber cada
detalle de cómo se enfermó, qué sintió, etc., no estamos ayudando en nada, en
primer lugar estamos trayendo al presente algo que ya pasó, luego estamos
activando todas esas memorias en nosotros y creando pensamientos negativos
que rebotarán en alguna parte, pero no sólo eso sino que repetimos a quien
nos quiera escuchar esa misma historia, entonces que no te llame la atención
que muy pronto veas más de lo mismo en tu entorno.
Te has dado cuenta que de pronto alguien te relata algo, y al día siguiente otra
persona te cuenta algo parecido y otra y otra…
Muy simple ¡has activado una memoria!
Activemos memorias de paz, amor, gratitud y alegría y nuestra materia prima
estará lista para construir ciudades completas de lo mismo.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te entrego todas mis memorias negativas para que Tú, las transmutes en luz.
Enséñame a ver lo bueno, decir lo bueno y hacer lo bueno.
Y Asi se ha hecho
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”