SÓLO HAY QUE DECIRLAS

Siempre quedamos asombrados por la rapidez con la que conseguimos tener paz en Ho´oponopono.

Tú y yo, no somos los primeros en preguntarnos:
¿qué es lo qué lo hace tan efectivo?

A comienzo del siglo veinte, Max Freedon Long, un filósofo e investigador norteamericano, se hizo la misma pregunta y viajó a Hawaii buscando la respuesta.

Pero al tratar de conseguir la información de los nativos se dio cuenta que, no sólo no existía ninguna información escrita sino que el “secreto” estaba muy bien guardado.

Pudo saber que los primeros habitantes que llegaron a Hawaii, venían de la India y de Egipto y que llegaron llevando consigo un compendio de conocimientos sobre todos los aspectos de la vida, dentro de este compendio existía la práctica del Ho´oponopono, que utilizaban únicamente cuando se necesitaba solucionar conflictos entre las personas, ya fueran individuales o grupales.

Después de cuatro años de investigación regresó a su país sin una respuesta concreta pero, algo había cambiado en él, repetía muchas de las palabras hawaianas aprendidas, tratando de encontrar su significado y el resultado fue que pocos meses después despertó en medio de la noche con la respuesta:
¡Las palabras, el secreto estaba en las palabras!

El gran poder de la palabra es lo que hace que al repetirlas encontremos PAZ.

En mi caso recibí el mismo mensaje, estando en Hawaii para un seminario de Ho´oponopono, le comenté a la instructora, que yo trataba de sentir amor por cada persona que venía a mi consulta y ella me contestó, “No sientas nada sólo dilo”.
Su respuesta me sorprendió pero cuando fui entendiendo mejor lo que son las memorias entendí el por qué.

Nuestros sentimientos son el producto de las emociones primarias combinadas con nuestras memorias. Es así como todas están dentro de nuestro subconsciente y las emociones primitivas como el miedo y la ira estarán siempre presentes.

Entonces sucede un fenómeno muy común, queremos tener fe e inmediatamente se activa también la duda, es como si una “jalara” a la otra.

Cuando queremos perdonarnos, inmediatamente activamos nuestra culpa, o si queremos amar a quien consideramos nuestro enemigo, el rencor o el miedo que sentimos se despierta nuevamente.
Con estos ejemplos quiero hacerte ver que las memorias no vienen de una en una. ¡Son un conjunto de memorias que se activan cada vez!
Entonces cuando utilizamos las palabras del Ho´oponopono sin tratar de cargarlas con emoción, las pronunciamos y éstas activan energías puras y auténticas.

Nada es más simple y más efectivo.

Cada vez que los remordimientos (inútiles por cierto) se activan en mi pensamiento, sólo tengo que repetir “Me perdono”, sólo con la palabra, sin querer sentir el perdón, porque entonces activaré los remordimientos.

En esta parte creo que es bueno recordar, que el perdonar siempre es hacia uno mismo.
Por más ofendido que creas que hayas sido, en tu diálogo interno siempre habrá un cuestionamiento hacia ti.
(…)Si pienso que mi padre no me amaba y creo que tengo que perdonarlo a él, estoy equivocada, porque las preguntas que surgen son “Por qué yo no era suficiente para que él me amara” o “por qué no conseguí hacerme amar”… ¿hacia dónde debe ir el perdón?…, ya sea en un maltrato, una infidelidad o cualquier otro caso, la palabra es “Me perdono”, cuando conseguimos perdonarnos, ya no existe conflicto con nadie.

Cuando utilizamos el “Te amo, gracias”, es igual, no tratemos de sentir el amor que conocemos que siempre es limitado y condicionado.
Si sólo repetimos “Te amo, gracias” sin emoción, lo que sucede es que llamamos al amor universal y éste se presenta inmediatamente en todo su esplendor y su pureza, aun si nuestros sentidos no pueden verlo, este amor está purificándolo todo y es por eso que sus efectos son sorprendentes.

Es una forma de entrega, porque al pronunciar las palabras, sin emoción, estamos dejando el control, no estamos tratando de conseguir algo y tratando que otra persona haga esto o aquello.
Simplemente estamos diciendo “Te amo, gracias” y entregando a esta energía universal lo que sea que nos afecta para que finalmente suceda lo que es mejor.

Es una disciplina saludable y que va precedida por una elección consciente.
Nada es más elevado que la entrega y en cada entrega vamos iluminándonos.

El único ser que hace uso de la palabra es el ser humano, y con eso se nos ha dotado de un poder infinito, el poder crear con la palabra.

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te entrego todas mis memorias de control para que Tú, las transmutes en luz.

Enséñame a utilizar mi palabra para crear una realidad de paz.

Y Asi se ha hecho

Lo siento, por favor perdóname

Te amo, Gracias

Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”

La Palabra y el Silencio

 “Todo pequeño movimiento o incidente resulta en un sonido; ya sea el cierre de un párpado sobre el ojo, o la caída del rocío sobre un pétalo.

 El rango de nuestro oído está limitado a lo que podemos oír.

Hasta una venenosa cobra puede ser tranquilizada mediante la música. El sonido tiene esa propiedad.

 El niño en la cuna deja de llorar apenas se canta una canción de cuna.

Puede que el sonido no transmita un significado interpretable para el niño, pero sí suaviza los nervios e induce el sueño.

Así también, el sonido de una palabra es tan valioso como su significado”. SSB

 

En la practica del Ho´oponopono  es el poder creador de la palabra lo que esta ayudando con la transmutación, solo “digo”, es la fuerza de la palabra la que trae a mi realidad aquello que estoy nombrando.

Algo que aprendí un tiempo después de haber comenzado mi práctica, es que cuando digo las frases del Ho´oponopono, tan solo las digo sin tratar de sentir nada, y la explicación es que mis sentimientos también son memorias y si por ejemplo digo “te amo , gracias”  y trato de SENTIR quedo atrapado nuevamente en la memoria, generalmente, lo que nosotros llamamos amor, es al amor con apego, el amor humano.

En cambio el amor al que estamos invocando es al amor universal, sin ningún tipo de apego. Decir “Te amo , gracias”  constantemente, me mantiene en una vibración muy elevada, y por consiguiente atraigo la misma frecuencia en todo lo que me rodea.

La tendencia humana es a la sensación, identificarse con el cuerpo físico, con lo sensorial, a eso es lo que llamamos ego. Mi cuerpo es mi vehículo, YO SOY la conductora de ese vehículo, pero yo no soy el vehículo.

Hay una frase que describe claramente esto, “el nombre y la forma, significan presencia”, cuando digo el nombre, evoco la forma y eso es presencia. Si digo blanco, inmediatamente mi cerebro evoca ese color, y ¿que sucede? La presencia del color blanco esta ante mí.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Juan-1

 

Cuando digo Te amo, sin sentir nada evoco al amor verdadero y es eso lo que llega a mi vida El amor con apego esta lleno de condicionamientos… te amo porque eres mi hijo, te amo porque me gustas, te amo porque te necesito, te amo porque me complaces…etc.

Para entender el amor universal puedo poner como ejemplo, el aire que respiramos, que no hace distinción ni condicionamientos, simplemente se entrega, y aquí estamos tu y yo respirando desde el día en  que nacimos sin haberlo pedido ni agradecido jamás, tu y yo respiramos al igual que lo hace cualquier ser humano o bestia  en el mundo, el aire simplemente se nos da. ¡Así como el sol, el agua o la sombra de un árbol!

Como la palabra crea, también el silencio lo puede hacer o por lo menos evita destruir.

Si me mantengo en silencio, pero en un silencio verdadero, tratando de acallar mis pensamientos, (que no son otra cosa que mis memorias en un parloteo constante) podré escuchar claramente lo que viene por inspiración.

 Una forma de calmar mis pensamientos es respirando pausada y profundamente. Cuando hago eso mi mente se calma, bajo la velocidad dejo que llegue la paz.

En el taller de ayer comentamos sobre un libro llamado “ Conversaciones con Dios”, en el, su autor describe una serie de conversaciones que supuestamente el ha tenido con Dios. Yo les puedo decir que todos nosotros podríamos haber escrito ese libro, ya que Dios nos habla en todo momento.

Solo tengo que mantenerme en silencio y escuchar, cuando Dios me habla tengo paz y claridad, cuando lo que escucho me produce miedo o ansiedad es que mi pequeña mente,  llena de memorias  está en actividad  llevándome por caminos tortuosos.

Acompáñame a experimentar esto. Siéntate cómodo/a, no importa donde te encuentres si estas en medio de una multitud o en absoluta soledad.  Respira lentamente y cierra tus ojos, solo concéntrate en tu respiración y deja que esa voz te hable suavemente… estoy segura que pudiste oírla, desde el momento que hiciste un alto, un poco de silencio, la inspiración vino a ti.

Algo que se me quedo grabado desde la época en que trabajaba en la cocina del Ashram, fue un letrero que había en la pared, que decía:

“Antes de hablar piensa: Si es necesario, si es verdad, si es amable, si lo que vas a decir puede dañar a alguien,  si así  lo haces, fortalecerás  cada vez más tu disciplina del silencio”

Divino Creador Padre, Madre, Hijo, los tres unidos en uno, hoy te entrego todos mis apegos, sobre todo mi apego al bullicio y la palabrería para que tu los transmutes en luz, envíame en medio del silencio de mi mente: Tu palabra creadora

Y así esta hecho

Lo siento, perdóname

Te amo

Gracias

 

Ana María