AMA HASTA…

“Ama hasta convertirte en lo amado, es más, ama hasta
convertirte en el amor”
Facundo Cabral

Esta frase se apareció en mi camino de manera sorpresiva cuando me disponía
a escribir el artículo de esta semana, y cuando la leí me conmovió.
Es cierto que de tanto amar nos convertimos en lo amado, pero siempre y
cuando lo amado sea verdaderamente amado con el amor que crea, sostiene y
nos llena de luz.

Amor no es lo mismo que apego, amor es la energía que sostiene el universo,
creadora, incondicional, inconmensurable, limpia, regocijante, musical.

Cuando ese amor toca nuestras vidas el gozo es un estado constante.

Si hay amor no hay miedo.

El amor crea, redime, el amor completa, el amor vibra en sintonía con el
universo.

Ama hasta convertirte en lo amado…

Nosotros confundimos al amor con ese pequeño sentimiento que solemos
experimentar lleno de apego y condicionamientos, “Te amo, porque…”

El amor es una vibración sutil, gigantesca en la cual existimos y que podemos
invocar a cada instante.

En Ho´oponopono repetimos “Te amo, gracias” y se nos enseña que ese “Te
amo, gracias” debe ser expresado simplemente con la palabra, que no
tratemos de ponerle sentimiento porque entonces lo limitamos.

Al decir “Te amo, gracias”, suceden cosas sorprendentes. Con el solo hecho de
nombrar al amor, llamamos a la energía del amor universal, ese amor que es el
que sostiene el universo, en el amor está implícito el perdón y la gratitud, sin
embargo también decimos gracias, que es como decir doblemente amor.

La gratitud es ese estado de regocijo en el que nos sumerge el amor.

Tampoco es necesario el sentimiento, porque al igual que el amor, lo que
conocemos como gratitud es también condicionada al “Gracias porque…”

La Gratitud como energía, es una estado sin condicionamiento, es alegría y
aceptación.

Mientras más unidos nos sentimos al todo, el amor y la gratitud se manifiestan
más y más en nosotros.

“Gracias”, es la primera palabra que pronuncio al despertar, y esa palabra me
levanta.

Como todos, tengo pérdidas, desencuentros, enfermedades y muchas otras
experiencias que no son precisamente las que me gustaría tener.

Pero también soy una convencida de que todo es perfecto, que no existen
equivocaciones en la creación, por lo tanto ese “Gracias”, significa que estoy
comenzando un día en el que seré parte de esa perfección aunque muchas
veces no sea lo que a mí me gusta.

Tengo muchos, muchos años de práctica espiritual, y en estos años han habido
momentos de dudas y caídas, pero invariablemente esas caídas siempre han
sido cuando me he resistido al amor.

En otras oportunidades te he hablado de la depresión como “rabia congelada”.

Si en estos momentos estás viviendo momentos de depresión, por favor tómate
un momento para observarte, y date cuenta que te estás resistiendo, que lo
tuyo es un reclamo constante por lo que no tienes, por lo que no te dan, por lo
que no te reconocen, por no ser amado etc.

Sientes que no tienes nada por qué agradecer. Quizá, estés en un estado en el
que crees que ¡ya no hay nada más que perder!

Perfecto, entonces si ya no tienes nada que perder, intenta decir “Te amo, gracias”,
todas las veces que puedas, ¿qué puedes perder?

Más bien si lo intentas puedes ganar mucho!!!

Si las cosas no salieron como quieres, si todo parece estar envuelto de un
manto gris, ¡Ilumínalo! Con un “Te amo, gracias”.

Estamos viviendo momentos muy especiales para la humanidad, tenemos hoy
más que nunca todas las enseñanzas que fueron reservadas para unos
cuantos iluminados, a nuestra disposición, todo depende de querer ponerlas en
práctica.

Porque una enseñanza que no se practica se queda como simple información.

El día es hoy, el amor está rodeándonos y sólo tenemos que aceptarlo con un
“Te amo, gracias” y convertirnos en Lo amado.

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de condicionamiento, egoísmo, duda y
separación para que Tú, las transmutes en luz.

Permíteme amar hasta convertirme en lo amado. O sea hasta convertirme
en Ti.

Y Asi se ha hecho


Lo siento, por favor perdóname
 


Te amo, Gracias



Ana Maria


Aloha Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


VIVIR SIN MIEDO

“Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender”

                                                                                 Marie Curie

 

El miedo es una emoción primaria que nos acompaña desde que

nacemos y lo ideal sería terminar nuestras vidas sin su compañía.

 

Sin embargo el miedo en su aspecto positivo nos hace cautelosos,

nos pone límites, y nos ayuda a sobrevivir.

 

En su aspecto negativo, nos paraliza.

 

Los miedos pueden ser reales o imaginarios, son los miedos

imaginarios los que están con más frecuencia en nuestra vida.

 

Ellos son irracionales y podemos aprender a debatir con ellos.

 

¿Qué quiere decir esto?

 

Que en ese dialogo interno en donde nos hacemos preguntas como

“¿Y si… pasa esto o lo otro?…”

 

Basta examinar la pregunta para darnos cuenta que es algo

que no está sucediendo y que quizá jamás suceda, pero sin

embargo le tememos. Al darnos cuenta de esto mismo: ¡ya lo

estamos debatiendo!

 

De niños experimentamos gran variedad de miedos, a la oscuridad,

a los ruidos fuertes, a quedarnos solos, a los insectos, al colegio,

los profesores, y etc.

 

Algunos de estos miedos pasan, y otros, los transformamos en

miedos que nos condicionan sin que nos demos cuenta. Pero el

miedo que siempre estará presente es el miedo a la muerte.

 

Hay una lección que aprendí hace muchos años. Desde muy

pequeña fui muy apegada a mi abuela Alejandrina, y desde

pequeña, cada cierto tiempo me angustiaba pensando que ella

podría morirse, cuando era niña ese pensamiento me llevaba al

llanto. Ya más grande me angustiaba mucho, el tiempo pasó y

cuando mi abuela tuvo 90 años, enfermó, perdió la memoria y se

deterioró muy rápidamente, murió tres años después y cuando esto

sucedió, di gracias a Dios por haber liberado a mi abuela de un

cuerpo que la mantuvo prisionera esos tres últimos años.

 

Entonces comprendí que había pasado mucho tiempo temiendo por

algo, que cuando sucedió, lo sentí como una liberación necesaria.

 

Hay tantos y tantos tipos de miedos que nos paralizan y de los

cuales podríamos liberarnos sólo con darnos cuenta que están tan

sólo en nuestra mente.

 

¿Cómo trabajar los miedos con Ho´oponopono?

 

He escuchado a muchas personas tratando de explicarse de dónde

proviene tal o cual miedo, y la verdad es que eso no hace más que

fortalecerlo.

 

No podremos saber de dónde viene exactamente el miedo que nos

paraliza, pero sí podremos aceptarlo y entregarlo, tantas veces

como sea necesario.

 

Cada vez que entregamos una memoria, ésta regresa transmutada

en luz, esa luz no es otra cosa que iluminación, entendimiento,

comprensión.

 

Esa comprensión nos aclara y nos conecta con nuestro verdadero

Ser, de algo si estoy segura, que mientras más nos conectamos con

nuestro verdadero Ser, más cerca estamos de la Existencia

Universal, El Creador, Dios, el Poder Superior o como quieras sea el

nombre de tu entendimiento para lo Absoluto.

 

Cuando nos conectamos con Él, dejamos el miedo.

 

La limpieza constante de memorias nos mantiene cada vez más y

más lúcidos, nos damos cuenta de la verdadera naturaleza de las

cosas y como dice el encabezado de este artículo, dejamos de

temer a todo aquello que hemos podido entender.

 

Una característica del miedo es que tiene una vibración muy baja, y

atraemos las cosas por vibración.

 

Por ejemplo el miedo a la enfermedad, es más nocivo que la

enfermedad misma.

 

El doctor Edward Bach, el médico que descubrió los

famosos remedios florales, en su observación temprana del ser

humano, pudo notar que primero es el miedo y luego viene la

enfermedad.

 

Frente a la enfermedad de cualquier tipo hay que vibrar muy alto, y

esa vibración nos la da el amor.

 

Cuando estemos frente al sufrimiento, no lo alimentemos temiendo,

todo lo contrario, el amor y la gratitud serán el mejor antídoto, repetir

“Te amo, gracias” será siempre el gran transmutador.

 

Finalmente, el gran temor que tenemos a la muerte desaparece

cuando nos damos cuenta que somos seres eternos, transitando

por una experiencia material.

 

Tú y yo somos eternos, algún día dejaremos el cuerpo que estamos

utilizando como vehículo, pero la esencia de nosotros continuará.

 

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo

Uno. Te entrego todas mis memorias de miedo y desconfianza,

para que Tú, las transmutes en luz.

 

Enséñame a darme cuenta que soy un Ser de luz que vivirá

eternamente.

 ¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo, Gracias

 Ana Maria

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”