Aceptad que haya sido así…
Aceptad que haya sido así, (…)la aceptación de lo que ha
sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de
cualquier calamidad». William James
Una vez que hemos aceptado, viene la calma, lo que más nos
lastima en la vida es resistirnos, la resistencia acrecienta nuestro
pesar.
Cuando mis hijos eran chicos, se habían organizado de tal manera
que cada fin de semana uno de ellos –de los cuatro–, lavaba los platos,
Ricardo, el tercero, se resistía y el día que le tocaba lavar
los platos renegaba desde que se levantaba y nunca pude hacerle
comprender que más energía gastaba en renegar desde la mañana
que en la media hora que le tomaba lavar los platos!!
¿Cuánto tenemos de esa resistencia nosotros mismos?
Hoy viene a mí, otro recuerdo de lo que es la no resistencia,
seguida de la entrega.
En octubre de 1974, tuvimos en Lima un terremoto de gran
magnitud, yo tenía a mi primer hijo de dieciocho meses y estaba con
casi nueve meses de embarazo, esperando a mi segunda hija,
cuando sucedió el terremoto cargué a mi hijo y me detuve en el
marco de una puerta del segundo piso, mientras la tierra temblaba y
yo veía aterrada, como los cuadros y los adornos se caían, de
pronto me sobrevino un momento de aceptación, ¡íbamos a morir! y
lo acepté, abracé a mi hijo y ya no hubo resistencia, se acabó el
miedo, había aceptado mi destino y estaba completamente
entregada. Fue como un momento especial, en ese tiempo aún no
había conocido el vivir sin miedo y fue en ese momento que
lo experimenté por primera vez.
Cuando no hay resistencia, dejamos de lastimarnos.
Todas nuestras rabias, depresiones y frustraciones son porque nos
resistimos a aceptar que las cosas no salen como queremos, y
hasta que no aceptemos que las cosas muy difícilmente van a salir
como queremos, seguiremos violentándonos y alejándonos de la
paz.
¿Por qué las cosas no salen como queremos?
Es muy simple, vivimos en una realidad dinámica, en donde todo se
mantiene en constante movimiento y lo único que se mantiene fijo,
son nuestros deseos, es muy difícil hacerlos coincidir.
La realidad se mueve, cambia, se reacomoda, y muchas veces nos
sorprende con cosas mucho mejores a las que esperábamos, otras
veces serán diferentes y muchas otras simplemente no serán.
Soy una convencida que sea lo que sea lo que tenga que vivir es
perfecto para mí y en el momento perfecto.
Aprender a aceptar la pérdida, es ganancia.
Perdemos muchas veces en el día. Cada cosa que no sale tal y
como la esperábamos es una pérdida y nos genera un duelo,
bueno, lo vivimos y lo soltamos y seguimos en paz.
Esa secuencia podría hacernos la vida más fácil.
Pero muchas veces hacemos que una pequeña pérdida se
transforme en el duelo de un día completo de mal humor, y si fuera
así, sí habría un motivo real de duelo, porque por algo
insignificante hemos perdido algo sumamente valioso : Un día de
vivir en paz.
No perdamos las prioridades, ¿vale más aislarte por un día de mal
humor, que una sobremesa con tus hijos en comunicación
saludable?
La aceptación nos une, nos integra, sólo nos separamos para
sentirnos diferentes, soberbios o fracasados, rechazados y
juzgados, o para juzgar y rechazar.
Y cuando activamos nuestras memorias negativas, nunca vienen
de a una sino que ¡se activan todas!!
Lo mismo pasa con lo positivo, la alegría, el contento y la paz nos
rodea de situaciones que tienen la misma carga positiva.
Un hombre que no tenga una sonrisa en su cara no puede abrir
una tienda.
Proverbio chino
La gratitud y la aceptación van de la mano, y como muchas veces lo
he compartido contigo y me lo repito a mí misma, abrir los ojos cada
mañana y agradecer, nos prepara para un día de aceptación.
Aceptar no es para nada ser como títeres desarticulados, todo lo
contrario nos convertimos en títeres de nuestras emociones
descontroladas con cada rabieta que hacemos cuando las cosas no
salen como queremos.
En cambio aceptar significa utilizar positivamente nuestro intelecto y
nuestra creatividad, es decir el lado derecho de nuestro cerebro y
movernos inteligentemente sorteando y avanzando entre los
obstáculos que hacen el camino más interesante y variado.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo
Uno. Te entrego todas mis memorias de resistencia, control y
terquedad para que Tú las transmutes en luz.
Enséñame a aceptar con verdadera entrega, inteligencia y sin
victimización.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”