¿ME ENVIDIAN?

Escribir sobre la envidia es difícil, la envidia es uno de esos sentimientos escurridizos y perjudiciales y que siempre nace de la comparación.

Comenzamos comparándonos y a sentirnos perdedores, envidiamos y codiciamos.

Siempre pensé que si algún sentimiento no ha sido albergado en mi corazón ese ha sido la envidia, sin embargo a los largo de estos años de autoindagación, me he descubierto muchas veces comparándome y por supuesto envidiando. Gracias a Dios son sólo momentos seguidos de una toma de consciencia y un “te amo, gracias” para limpiar.

La palabra envidia, procede del latín “invidia,” que significa mirar con malos ojos, esto es, con mirada retorcida lo bueno en otro.

Este mirar retorcido el bien de los demás puede atormentarnos de tal forma que somos incapaces de valorar el bien propio.

Séneca decía que «quien mira demasiado las cosas ajenas no goza con las propias».

La envidia comienza en la comparación, en la falta de auto aceptación.

Esto lo entiendo fácilmente si vivo comparándome contigo y de alguna manera cifro mi valía personal en salir favorecida de esas comparaciones. Si yo valgo porque soy mejor que tú, porque poseo más cosas que tú o porque te supero en uno u otro aspecto, entonces dejaré de valer en cuanto me vea superada. Cada elemento positivo que surja en ti, me disminuirá y en consecuencia, causará mi tristeza.

Según Santo Tomas de Aquino, la envidia es:
«Entristecerse del bien ajeno, en cuanto se mira ese bien como un factor que disminuye la propia excelencia o felicidad».

La envidia es separarse, deshumanizarse, yo me separo para calificar al otro y descalificarme a mí y en la comparación siento frustración, se exalta mi miedo y mi odio.

¡Que complicado!!

Cuando es tan fácil, simplemente amar y aceptar.

Lo increíble de la envidia es que, lo que nos quita la paz y exalta nuestra frustración, no es algo malo que le sucede a otro, sino todo lo contrario es ¡lo bueno que le sucede a mi hermano lo que me hace infeliz!

Muchas veces es mas fácil aceptar que soy incumplida, rabiosa, ambiciosa, desordenada, soberbia etc., que aceptar que soy envidiosa: eso sí que cuesta. No obstante si lo puedo reconocer es que está en mi memoria.

Humildemente aceptaré que la tengo y a partir de hoy limpiaré ese sentimiento.

El inicio de la envidia es la comparación y la competencia, siempre que me compare encontraré alguien mejor y alguien inferior a mí, esa medida es completamente irreal ya que el valor intrínseco del ser humano es la existencia: VALGO PORQUE EXISTO.

Muchas veces me dicen “yo estoy rodeada de mucha envidia” cuando lo justo sería decir “ muchas veces veo a mi alrededor mi propia envidia”.

Yo se que es duro, que no quisiéramos reconocer esta realidad, y es que a veces tratamos de provocar esos sentimientos, nos arreglamos, o como dicen ahora los jóvenes “nos producimos” o tratamos de demostrar, lo «felices» que somos, con el único fin de afectar a quienes creemos nuestros competidores, y si lo conseguimos después nos quejamos de estar rodeados de envidia.

En realidad la envidia no tiene que ver con el otro, la envidia es algo que vive en mi memoria y que se activa o desactiva dependiendo del activador.

Sería increíble pensar que uno pueda sentir envidia de un hijo y sin embargo es posible, envidiar a la pareja o al amigo. Siempre se trata de separación.

Ho´oponopono es reconocer que podemos ser miles de millones de habitantes sobre la tierra y todos compartimos una existencia única que nos mantiene unidos. Esta reflexión lo describe maravillosamente John Donne:

“Nadie es una isla completa en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.

Para terminar te diré que la diferencia entre la envidia y la codicia es que se envidia lo que creemos que “el otro” es y se codicia lo que “el otro” tiene, por consiguiente generalmente van juntas.

Mientras más limpias estén nuestras memorias mayor será la unidad con todo lo que nos rodea.

Que no te sorprenda que desde que practicas el Ho´oponopono, sonrias mucho más, que la naturaleza te conmueva más y que la alegría y el dolor de tu hermano sean los tuyos, eso es unidad y hacia ella nos dirigimos.

Comenzamos la vida dentro del círculo rojo que nos mantiene en los reflejos primarios, los bebes siempre quieren lo que el otro niño quiere, luego, pasamos al círculo verde en donde aprendemos a “manejar y redireccionar” nuestras emociones, como el miedo, la envidia y el odio para finalmente llegar al círculo azul del amor incondicional y a la verdadera compasión que es alcanzar la unidad. ¡Allí es donde quisiera llegar!

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, Te pido perdón por hacer uso de mi memoria de envidia y te la entrego para que Tú la transmutes en luz.
Que el sentimiento de separación se transmute en unidad y que mi corazón pueda latir con la alegría de mi hermano tanto así como con su dolor.
¡Y así se ha hecho!



Lo siento, por favor perdóname



Te Amo

Gracias
 


Ana María


Aloha Ke Akua


“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


COMPARACIÓN

Existe un impulso natural en el ser humano que es el de compararse

Si supiéramos cuán negativa puede ser esta conducta, quizá podríamos
comenzar a corregirla.

Con la comparación activamos una serie de emociones que nos lastiman. Para
comenzar la rabia, esa energía de baja vibración y mala consejera para
sea lo que fuera que hagamos.

La envidia va acompañada de la carencia, porque en toda comparación hay
carencia, duda, frustación, etc.

Nos comparamos por costumbre, por inseguridad y por miedo.

Muchas veces pensamos que al compararnos con otras personas nos ponemos
retos o metas para avanzar, y no es verdad.

Podemos admirar los logros de otros, sinceramente sin necesidad de
compararnos.
La forma correcta para mejorarnos a nosotros mismos es contrastándonos.
¿Qué quiere decir esto?
Con la autoregulación, que es con nosotros mismos

Por ejemplo:
“Hoy pude hacer 10 minutos de ejercicios, mañana trataré de hacer quince”.

Yo puedo ir mejorando, con mi propia medida.

Con la comparación, se inician también los celos, los más tempranos son entre
hermanos, cuando se compite por la atención y el cariño de los padres.

También en la escuela cuando la competencia por las notas, hace que
perdamos la satisfacción que representa el aprendizaje.

La comparación es fomentada de forma regular por los medios, las redes
sociales, etc.

Comencemos una etapa diferente, en donde podamos alegrarnos por el bien
ajeno como si fuera propio y sobre todo sin compararnos.

La comparación es infantil.

Entendamos que a cada uno de nosotros nos corresponde desempeñar un rol
o un personaje en esta gran obra maestra que es la vida.

En una obra de teatro cada personaje es imprescindible, aunque admiremos al
personaje principal , éste no sería tal si los demás personajes no
desempeñaran su papel.

En los talleres siempre hablamos de las etapas del método:
Reconocer, aceptar y corregir

Este método nos sirve para todo en la vida.

Reconocer, que es la primera etapa, es el primer aprendizaje.

Pasamos por la vida sin reconocer cada experiencia.

Puede ser que hoy que te digo que la comparación no nos conviene comiences
por reconocer que has estado comparándote toda tu vida.

Una vez que reconocemos podemos recién aceptar que esa conducta es
nuestra y finalmente corregirla.

¿Te das cuenta que no podemos corregir algo que no sabemos que
tenemos?

No es necesario compararse, sí, es muy bueno contrastarse y autorregularse
para mejorar.

¿Qué hacer para no compararse?
Aplicar el principio de “no juzgar, no criticar”, es decir simplemente observar.

Puedo no estar de acuerdo con muchas cosas, porque siempre tendré mi propia
opinión, pero esa opinión no tiene porque ser con crítica o juzgamiento.

Con la observación recaudo información y luego elijo lo que puede ser útil y lo
que no.
Mi maestro siempre decía: “Lo mejor que un ser humano puede tener, es un
buen discernimiento”.

Es con el discernimiento que podemos elegir lo que nos conviene para seguir en
nuestro avance y saber qué dejaremos de lado.

Que tengamos una maravillosa semana llena de paz, más allá de todo
entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de demostración y orgullo para que Tú las
transmutes en luz.

Enséñame a vivir la compasión verdadera en donde sólo existe unidad.
Y Asi se ha hecho

Lo siento, por favor perdóname

Te amo, Gracias

Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”

¡YA ENTENDÍ!

La famosa interjección ¡EUREKA!, es atribuida al matemático

griego Arquímedes.

 

La historia cuenta que Arquímedes mientras tomaba un baño

de tina, pronunció esta palabra tras descubrir que el volumen

de agua que asciende es igual al volumen del cuerpo

sumergido… La exclamación «eureka» es utilizada hoy en día

como celebración de un descubrimiento, hallazgo o

consecución que se busca con afán.

 

 

En la práctica del Ho´oponopono, frecuentemente tendremos

chispazos de real entendimiento, y la alegría que esto conlleva

también es real, quizá no digamos la palabra ¡Eureka!, pero

experimentaremos la misma emoción que llevó a Arquímedes a

pronunciarla.

 

¿Cómo es posible reconocer que ya hemos entendido?, muy

simple:

 

Entender, es suspender las conductas equivocadas.

 

Si creo haber entendido y aún conservo mis antiguas conductas es

que en realidad no lo he hecho.

 

Puede ser que tenga la información clara, pero hasta que la

información no se transforme en experimentación, queda sólo a

nivel intelectual.

 

En uno de los últimos talleres surgió un comentario sobre las

personas negativas, y eso nos llevó a un análisis un poco más

profundo.

 

A veces creemos haber entendido la esencia del Ho´oponopono y

algún detalle que se nos escapa, nos puede confundir, y éste es

uno de ellos.

En primer lugar, todo lo que está en nuestra realidad no es otra

cosa que la reacción, reflejo y resonancia de nuestras propias

memorias, ya que si no lo tuvieramos como una memoria sería

imposible reconocerlo, por lo tanto volvemos al punto: Nunca es

fuera, siempre sucede primero dentro de nosotros.

 

Habiendo entendido esto iremos más alla: no existen personas

negativas, sólo existen personas con conductas negativas.

 

Todos somos seres humanos perfectamente imperfectos, con

errores y virtudes y son nuestras virtudes las que nos dan la base

para corregir nuestros errores.

 

La misma luz de energía divina está presente en cada uno de

nosotros, lo diferente es la forma de expresarla.

 

Esa forma de expresión está condicionada a la cantidad de

memorias negativas que tenemos activas, cada memoria negativa

es como un pañuelo oscuro puesto sobre una bombilla de luz,

mientras más pañuelos oscuros pongamos sobre ella, la luz será

cada vez menos visible.

 

Las memorias de miedo, egoismo, rabia, envidia, celos, culpa,

carencia, etc. oscurecen nuestra luz.

Todo lo contrario sucede con las memorias de amor, bondad,

entrega, alegría, compasión, etc.

 

A mayor cantidad de estas memorias activas, mayor estado de paz

y mayor capacidad de crear lo positivo.

 

Todos estamos en el proceso del aprendizaje, la práctica del

Ho´oponopono, requiere una guía inicial, pero luego si nos

mantenemos practicando, la información y el aprendizaje llegan

fluidamente.

 

Es importante recordar siempre que:

 

Entender, es suspender las conductas equivocadas.

 

Cada memoria negativa entregada, requiere un comportamiento

coherente, si entrego mis memorias de celos y envidia, por lo

menos tendré la coherencia de aceptar que son mis memorias y no

responsabilizaré a nadie más por esa vivencia.

 

En los talleres siempre trato de dejar muy claro que entregar una

memoria es  en primer lugar, aceptarla como propia, no podemos entregar algo que no nos pertenece. 

Hecho esto, podremos repetir  las simples palabras “te amo, gracias”  y ellas pondrán en marcha la transmutación.

 

Es un nueva forma de vivir, es ante todo una decisión personal.

 

Cuando estuve en Hawaii, una nativa me contó que allá, en la

escuela secundaria se enseña el Ho´oponopono como un curso

regular, pero una vez aprendido, son tan sólo algunos quienes

deciden ponerlo en práctica como una forma de vida.

 

Para nosotros que estamos en este camino, es porque hemos

decidido hacer el cambio y aprender a vivir en paz.

 

 Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo

Uno. Te entrego todas mis memorias negativas para que Tú, las

transmutes en luz.

Enséñame a reconocer cada vez que realmente haya entendido

y como consecuencia, suspendido mis conductas

equivocadas.

 ¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo, Gracias

 Ana Maria

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


 

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