“La duda es desperdicio de energía, el que duda es como si invitara a
otro a vivir en su cabeza, tiene dos pensamientos que orientan hacia dos
polos distintos, contrapuestos. En esa lucha el ser se agota…”
Graciela Busto en su Libro “Sai Baba el Señor”.
Es imposible detener nuestro pensamiento, pero sí es posible elegir en qué
pensar, esa decisión es algo que se hace con el intelecto y es la mejor
disciplina que podemos tener.
Lo que pienso es lo que siento, es así de simple y efectivo.
¿Para qué entonces, atormentarme con pensamientos catastróficos, carentes o
llenos de rencor?
Mis pensamientos pueden ser purificados una y otra vez. En un principio de
forma mecánica, forzándome a modificarlos, luego cuando lo haya convertido
en un hábito simplemente sucederá sin tanto esfuerzo.
Sólo podremos comprobar esta verdad poniéndola en práctica, sino quedará
en una simple teoría.
Cada vez que nos llenamos de aquellos “ ¿Y si…?”, lo único que hacemos es
sembrar la duda en el camino y eso no nos dejará avanzar.
Esos “¿Y si?” son posibilidades que nos planteamos fruto de nuestra
inseguridad y que generalmente nunca llegan a suceder, pero sí nos detienen
y nos alejan de la fe.
Hace algunos años alguien me contó esta historia:
“Se anunció una exposición de las armas más letales, los potenciales
clientes eran acompañados por un guía, quien explicaba la eficacia de
cada una de las armas allí expuestas, en los salones se exhibían todo tipo
de armamento a cual más sofisticado… pero al final de toda la exposición
había una habitación prácticamente vacía que sólo tenía en el suelo un
pequeño trozo de madera vieja.
Cuando los interesados en el armamento llegaron a esa habitación
preguntaron de qué se trataba, y el guía les explicó: Ese pequeño trozo de
madera representa al arma más destructiva que existe: ¡La duda!”
No dejemos que la duda nos paralice, esa es una energía de vibración muy
densa y destructiva, en todos los aspectos de nuestra vida: en el familiar,
sentimental y laboral.
Muchas veces cuando hacemos los talleres, los asistentenes dudan de la
efectividad del Ho´oponopono, por su simpleza.
Y eso es porque tenemos creencias muy arraigadas, las creencias son
memorias que se activan ya sea culturalmente o familiarmente, todos creemos
por ejemplo que, “lo bueno cuesta”, por eso dudamos cuando se nos
presentan soluciones simples.
Cuando recibimos inspiraciones, -o sea- ideas nuevas que vienen desde nuestro
verdadero ser, que se ha conectado al alma universal, esas inspiraciones
siempre nos llenan de paz.
No hay inspiración que te lleve al temor, porque de la divinidad sólo se recibe la
vibración creadora del amor.
En cambio el miedo se podría describir como la ausencia de amor.
Entonces los temores son fruto de nuestras memorias negativas activadas una
y otra vez.
¿Cómo las limpiamos? Repitiendo “Te amo, gracias”, de esa forma vamos
instalando nuevamente nuestras memorias de amor con toda la luz que traen
consigo.
También es importante no confundir la duda con la cautela, son dos cosas
diferentes, se duda por inseguridad, se es cauteloso por responsabilidad.
Los actos impulsivos pueden conducirnos a cometer errores.
Toda disciplina de vida, toda disciplina espiritual, debe ir siempre
acompañada de un buen discernimiento, de lo contrario entraríamos en el
terreno del fanatismo.
Entonces podríamos llegar a esta conclusión: Tenemos la certeza absoluta que
Dios, La Divinidad, El Absoluto, o como sea que tu quieras llamar a ese poder
que mantiene al universo funcionando, siempre nos escucha y siempre está allí
para darnos Su apoyo.
El error, si es que existe, está en nosotros que no estamos listos, abiertos y
confiados a recibir ese apoyo.
“Pistis” es la palabra griega para describir a la certeza absoluta, es una certeza
totalmente intelectual, no emocional.
Y esa certeza no puede convivir con la duda.
Entrenemos nuestro intelecto para pensar lo correcto y lo constructivo,
observemos nuestras palabras, ya que es con nuestro lenguaje que revelamos
nuestras verdaderas creencias, y es con ese mismo lenguaje que podemos
sembrar de dudas nuestro camino.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de temor, duda, suspicacia y desconfianza,
para que Tú, las transmutes en luz.
Enséñame a creer, confiar y relajarme en Tu amor.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”