Pero ya no hay dilema, ahora sé que soy una gota de Dios, soy luz, soy
verdad y soy amor
Si hasta el día de hoy viví tratando de caer bien, de ser aceptada, de ser
admirada a costa de sacrificar lo que verdaderamente soy, ya no lo haré más.
Todas las máscaras son inútiles, no nos ayudan a llenar el vacío interno, sólo
cuando nuestro corazón se llena de verdad, nuestra belleza surge como una
hermosa y suave luz.
Hace mucho tiempo entendí que cuando quiero demostrar algo de mí, no
estoy siendo yo.
Me explico: si quiero hacer o decir cosas para dirigir la opinión del otro, estoy
manipulando y no estoy siendo auténtica.
Eso nos sucede con mucha frecuencia y es el fruto de la inseguridad.
Queremos ser reconocidos, admirados, ponderados…
Y nada de eso funciona, si es que tenemos una pobre imagen de nosotros
mismos.
Cuando entendí (y fíjate que no estoy diciendo aprendí, porque esto que te voy
a decir no te lo da el razonamiento sino la vivencia) que YO VALGO PORQUE
EXISTO, me liberé de muchas caretas, mi valor me lo da mi existencia.
En el transcurso de mi vida, he tenido muchos roles, todos ellos pasajeros,
como todo en la vida, la única constante ha sido mi existencia.
Hubo una época en que gran parte de mi familia ocupó altos cargos en
el gobierno, yo era una adolescente pero aun así pude ver el efecto que “el
poder” tiene en las personas.
Creemos ser lo que hacemos, lo que tenemos, o la imagen que vemos en el
espejo.
Me imagino que lo mismo sucede con los artistas y todos aquellos que por su
actividad están rodeados de personas que los mitifican.
Tu y yo somos reales, no somos mitos, somos seres humanos perfectamente
imperfectos, nos caemos y nos levantamos, tenemos alegrías y tristezas,
envejecemos, nos enfermamos y sólo somos únicos y magníficos ante Dios.
Dios sabe de lo excelso de Su creación, y conoce nuestro verdadero valor:
¡Somos su emanación!!
Asimismo: Dios no nos ama por lo que hacemos o por lo que tenemos, Dios
nos ama y punto, sin condicionamientos.
Lo que hace que la vida de cada uno de nosotros sea diferente es la ley
inmutable de causa y efecto, “ es simple física: a toda acción corresponde una
reacción igual y de sentido contrario”.
Pero si hay un atajo que podemos tomar, imagina que nuestras acciones se
podrían representar como dos vehículos que van por un camino de tierra, el
coche de adelante levantará polvo que caerá sobre el vehículo que lo sigue, a
una acción corresponde una reacción…
Pero ¿qué podemos hacer para que los coches de nuestras vidas no sean
cubiertos por el polvo de nuestras acciones pasadas?
Muy sencillo: ¡subirnos a la carretera asfaltada!
Esa carretera asfaltada es Dios.
Cuando todo lo que hacemos, lo hacemos como ofrenda a Dios, si lo que
hacemos lo hacemos conscientes de que somos Sus instrumentos y
humildemente aceptamos Su voluntad, no seremos cubiertos del polvo de
acción y reacción.
Yo siempre escuché y admiré a los seres iluminados, hasta que un día leyendo
a Ramesh Balsekar, entendí lo que él explicaba con gran claridad:
la iluminación consiste en entender y aceptar que somos instrumentos Divinos.
Joe Vitale en su libro Cero Limites lo dice en otras palabras, “cuando llegamos
a la entrega total somos el títere pero también el titiritero”.
Es el momento de aceptarnos y seguir adelante con humildad pero también
con satisfacción de sabernos divinos.
Dejemos atrás las caretas y las dudas, aceptemos que valemos porque
existimos y que nada tenemos que demostrarle a nadie.
No dejes que nada te asuste, no dejes que nada te sorprenda:
¡Dios solo es suficiente!!
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego cada instante de mi vida para que Tú, lo transmutes en luz.
Enséñame a ser tu instrumento y tu obra y que siempre se haga Tu voluntad y no la mía
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo,
Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”