Cada ser que llega a este nivel de existencia, trae consigo la herencia genética
de toda la humanidad.
Imposible rastrear a todos nuestros antepasados, pero eso sí, todos venimos
de una sola fuente, por lo tanto, todos tenemos los genes de la humanidad
completa.
Cuando en Ho ́oponopono hablamos de enderezar lo torcido, como una de las
traducciones a la palabra Ho ́oponopono se trata de enderezar las memorias
que desviaron su camino, aquellas que se alejaron del amor y fueron por el
camino del temor.
Este tipo de memorias son las que ocasionan que repitamos una y otra vez
realidades dolorosas.
Alguna vez Soledad, mi primera maestra de Ho ́oponopono, me dijo que la
muerte y los desastres naturales los traíamos grabados como memorias que
repetímos una y otra vez.
Sólo vive en nuestra realidad aquello que está en nuestra memoria y que
podemos reconocer.
Han sido muchos los científicos que estudiaron estas herencias o memorias,
uno de ellos fue Gregor Mendel, científico del siglo diecinueve, que enunció
leyes sobre el atavismo, es decir sobre las memorias que quedaban latentes
durante algunas generaciones y que por alguna razón, eran activadas cada
cinco o seis generaciones.
Sus experimentos con guisantes, los comparó paralelamente con la herencia
de los ojos verdes, así como los guisantes producto de un cruce de guisantes
verdes y amarillos sólo producían guisantes verdes cada cinco generaciones,
el observó que lo mismo sucedía con los ojos verdes en algunos individuos.
Los rasgos físicos y la raza son producto de la herencia, pero también lo son
las emociones y los sentimientos que nos acompañan.
Cuando vemos con ojos de crítica el comportamiento de alguna persona, es
mejor recordar que de allí venimos, si lo podemos reconocer es que primero
está en nosotros y luego podemos verlo fuera de nosotros.
Gregor Mendel vivió hace dos siglos y estuvo dedicado a estudiar lo que era el
atavismo, hoy conocido como genética, sin embargo los primeros habitantes
de Hawaii que vinieron de la India y Egipto, sabían perfectamente todo sobre
la herencia, y no sólo eso sino que fueron más allá de lo físico, ellos
reconocieron que todo era memoria.
Aquello que llamamos instinto: es memoria, las inclinaciones naturales, los
dones y habilidades también son memorias, las creencias con las que
dirigimos nuestra vida también lo son.
Esas “creencias”, son memorias que se activan, ya sea social, cultural o
familiarmente y que condicionan toda nuestra vida.
Pertenecemos a la familia de la humanidad.
A veces nos sentimos muy orgullosos porque uno de nuestros antepasados fue
notable, en algún aspecto positivo, generalmente esos son los antepasados
que reconocemos, pero no olvidemos que también tenemos antepasados
no tan nobles ni generosos y todos ellos también nos han transmitido sus
memorias.
El orgullo viene de un falso sentimiento de poder y pertenencia, en cambio
la humildad viene de la gratitud, de reconocer que aquello que reconocemos
como nuestro, no es sino un legado que viene de muchas generaciones atrás.
Hoy tenemos la oportunidad de transmitir a nuestra descendencia, memorias
limpiadas o transmutadas por la Divinidad, si trabajamos con todas aquellas
memorias que provienen del temor, el odio, la rabia, la culpa y la victimización,
nuestra herencia será limpia y llena de luz.
Quizá sea bueno reflexionar sobre la familia en esta época del año en donde
se habla tanto de ella.
Nuestra familia terrenal está formada por las personas más cercanas y con
quienes mantenemos vínculos intensos, y eso se debe a que compartimos
muchas memorias, algunas de amor y llenas de luz y otras que no lo son y que
podremos transmutar en el transcurso de la vida.
Nuestros familiares son los primeros maestros de nuestra vida, para quienes
creemos en la reencarnación, sabemos que hemos elegido nacer en
determinada familia, porque de ella obtendríamos el ambiente y las situaciones
ideales para superar nuestras faltas y debilidades que quedaron pendientes en
el tiempo.
Todos andamos en busca de la felicidad, queriendo siempre tener más y más
de todo, lo que muchas veces no entendemos es que la felicidad llega en la
mayoría de los casos teniendo menos, como por ejemplo, renunciando a
conductas equivocadas, a malos hábitos, a querer tener siempre la razón…
renunciando a la terquedad de mantener pensamientos y actitudes rígidas y
dolorosas.
Nuestros padres son la semilla que llevamos dentro, como todos los seres
humanos somos hechos a la imagen y semejanza de Dios, puede ser que las
conductas de nuestros padres, hermanos y demás familiares sean conductas
equivocadas.
Entonces no estamos obligados a imitarlas, o hacer como que no pasa nada.
Es nuestra responsabilidad, re- conocer, aceptar y entregar esas memorias a la
Divinidad para que éstas sean transmutadas en luz.
Si por el contrario nos erigimos en jueces y nos mantenemos criticando esto o
aquello y repitiendo en nuestra vida, aquello que criticamos, no avanzaremos ni
encontraremos la paz en nuestro camino.
La crítica es retroceso y sólo alimenta lo negativo, la responsabilidad nos lleva
a reparar lo equivocado y nos abre al sendero de la paz.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias que equivocaron su camino y me llevaron hacia el temor, para que Tú, las transmutes en luz
Muéstrame el camino del amor y enséñame a reconocer los errores y corregirlos en mí, sin criticas ni juzgamientos.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo,
Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”