REGLAS Y ANGUSTIA

El universo existe con reglas que mantienen su funcionamiento preciso, ninguna estrella se resiste a seguir la órbita que le corresponde, las plantas y los animales mantienen su existencia sin resistirse a su naturaleza.

 

La Divinidad sigue las reglas y no interviene hasta que nosotros haciendo uso de nuestro libre albedrío, le pedimos que lo haga.

 

Los seres humanos hemos aprendido también a movernos dentro de reglas que mantienen un orden en la convivencia, reglas a las que muchas veces nos resistimos.

 

Ese resistirse a las reglas tiene un origen, y es , la angustia y detrás de esa angustia hay una gran velocidad de pensamiento.

 

No nos confundamos con la rapidez de acción, uno puede estar estático en un lugar y sin embargo nuestro pensamiento puede estar a mil por hora.

 

La alta velocidad en la mente es la que nos lleva a cometer gran parte de los errores, que luego traen consecuencias negativas a nuestra vida.

 

Hay un frase muy conocida que supuestamente Napoleón le decía a su valet:

 

“Vísteme lentamente, que llevo prisa”.

 

A mayor velocidad, más expuestos estamos a los errores.

 

Estoy segura que no habías relacionado la angustia con ese resistirse a seguir reglas y lineamientos comunes.

 

Hacer la cola pacientemente en el banco, esperar ser atendido en un comercio o un restaurante, respetar las reglas de tránsito, cumplir la leyes, etc.

 

Cuando sentimos que todos están lentos, es que ¡nosotros estamos

acelerados!

 

Entonces veamos qué es la angustia:

La angustia es un miedo sin causa precisa, y es un estado muy común entre los seres humanos.

 

En los años que llevo como terapeuta he aprendido a reconocer la angustia de las personas con sólo un pequeño toque.

 

Con ese toque puedo sentir inmediatamente esa vibración interna que acompaña a la angustia y lo más sorprendente es que la mayoría de las personas piensan que esa vibración es natural.

 

Cuando dejamos que nuestra mente corra como un caballo descarriado y nos lleve a la deriva, invariablemente tendremos angustia.

 

Los pensamientos se producen como consecuencia de nuestras memorias, es como si dejáramos que los programas de nuestra computadora se activaran todos al mismo tiempo, no podríamos trabajar.

 

Lo mismo sucede si dejamos que sean nuestros pensamientos los que nos comanden y no ser nosotros quienes comandamos nuestros pensamientos.

 

Es por eso que es tan importante hacer un trabajo contínuo con nuestro Niño Interior.

 

En Ho ́oponopono recomiendan que antes de comenzar a hacer este trabajo practicar la respiración “Ha”, con eso bajamos la velocidad y luego poco a poco, guiamos a nuestro Niño Interior o Subconsciente para ir entregando a la Divinidad, todas y cada una de las memorias de miedo, rabia, carencia, etc.

 

Hace muchos años un buen amigo mío que ejercía un cargo muy importante me dijo lo siguiente:

 

“Muchas veces me sucede que estoy en una reunión de trabajo, y aparece un pensamiento angustioso en mi cabeza y me destruye, como al parecer soy muy buen actor, nadie se da cuenta…”

 

La verdad es que sí hay signos de que la persona está siendo acorralada por la angustia, y ese signo es la ausencia, no física sino mental.

 

Cuando vivimos en angustia, nos ausentamos, y podemos parecer distraídos o también puede ser que atropellemos, a las personas, es tal nuestro ensimismamiento, que no nos damos cuenta que estamos afectando a otros.

 

Cuando nos resistimos a seguir reglas tan simples como respetar los derechos, la privacidad, la opinión o las costumbres de los demás, es porque el egoísmo de la separación es lo que prima.

 

Volvemos una vez más al tema de la separación, cuando estamos angustiados nos encerramos en nosotros mismos como seres separados, “especiales” atesorando palabras como “mis problemas”, “mi enfermedad”, “mi depresión”, “mis derechos” y sintiendo que no somos comprendidos y que tenemos que

repetir una y otra vez nuestra historia para aliviarnos. O hacer valer nuestros derechos atropellando a los demás.

 

La persona angustiada, rara vez está dispuesta a servir, sólo espera ser servida y eso es lo que agrava su situación.

 

No hay acción más sanadora y reconciliadora que el servicio, pero el servicio realizado dentro de los términos del amor universal.

 

Alguna vez me ha tocado trabajar con personas que hacen trabajos de labor social y están llenos de rabia y angustia.

 

La razón es que equivocaron el sentido y en lugar de trabajar por el bien de aquellos a quienes quieren ayudar, orientan su trabajo en contra de quienes creen que están haciendo mal.

 

El servicio se hace con amor y el amor verdadero no pone condicionamientos, se trabaja a favor de justicia, y no en contra de la injustica, se trabaja a favor de los necesitados y no en contra de quienes más tienen, etc.

 

Comenzaré conmigo misma a observarme para bajar la velocidad, a respirar y enseñar a mis pensamientos a orientarse correctamente, y recordar que a menos velocidad, menos errores,

 

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego mi velocidad de pensamientos, para que Tú, los regreses a su ritmo preciso y los llenes de luz.

 Enséñame a respirar y bajar la velocidad, para ordenar mis pensamientos y sentimientos y tener paz.

 ¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo, Gracias

 Ana Maria


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”