Cada día al despertar podemos elegir como será nuestro día y cómo
quisiéramos sentirnos, así como elegimos qué ropa vestir, también podemos
elegir para nuestro corazón, vestir el traje de la armonía.
El día comienza cuando al abrir los ojos, nos acostumbramos a agradecer,
GRACIAS, es una palabra maravillosa para comenzar.
Instintivamente cuando despertamos y estamos pasando por alguna crisis, la
memoria inmediatamente nos agolpa de pensamientos negativos, o puede ser
que por costumbre y en forma automática los miedos de todo tipo, acudan a
nuestra mente.
Pero si aprendemos a comenzar el día con una buena elección todo será
diferente.
Acostumbramos pensar que un buen día es un día sin problemas, en
realidad un buen día es un día en el que nos hemos mantenido en paz,
independientemente de lo que suceda.
Nuestra naturaleza humana juzga las dificultades como malas y sin
embargo son los momentos duros, y la pruebas las que van puliéndonos y
desapareciendo las aristas punzantes de nuestro carácter.
Hoy recuerdo a Nilda, una de mis primeras maestras, ella llegó a mi vida
cuando yo había decidido terminar con mi creencia en la religión, en Dios y
estaba peleada con la vida.
Me enseñó un nuevo camino, me ayudó a reconciliarme y me acompañó hasta
que entendí que la distancia entre Dios y yo es igual a la distancia de mi YO con
mi YO SOY.
Nilda me ayudó a curar muchas heridas y una vez mientras la observaba le
comenté que a veces me parecía que su cuerpo no tenía huesos, siempre daba
la impresión de flotar.
Su respuesta fue que ella había sido una piedra que había rodado mucho
cuesta abajo y que en ese rodar se habían pulido todas sus aristas.
“Decidí, no tener voluntad propia”, “ahora sólo dejo que se haga la
voluntad de Dios y no la mía” me dijo.
Esa es un buena elección, cuando dejamos las expectativas y quedamos
rendidos a la voluntad de Dios, entonces, seremos sorprendidos.
La alegría no tiene porque desaparecer de nuestra vida, las actitudes
melancólicas de “pobrecita yo”, es pura victimización-manipulación, y no nos
lleva a la reparación de los errores sino que más bien se regodea en ellos
llenándonos de culpa y auto conmiseración.
Una vez más te recuerdo que la responsabilidad, nos lleva a reconocer nuestro
logros tanto como nuestros errores, y al hacerlo quedamos listos a reparar.
La culpa es un círculo vicioso que no soluciona nada y sólo nos conduce a la
desesperanza.
Habíamos dicho que un buen día comienza con la gratitud, luego es bueno
respirar, en Ho ́oponopono tenemos la respiración “Ha”, pero si sabes alguna
otra técnica de respiración también es válida, cuando respiramos bajamos la
velocidad y se aclara nuestra mente.
Luego puedes hacer alguna oración, o mejor aún, junto con la oración, ofrecer
tu día al Dios de tu entendimiento, es decir al Cosmos, el Universo, el
Creador, al Poder Superior, etc.
Este ofrecimiento es la clave, dejas el timón en Sus manos y te acomodas de
pasajero, la carga que creías cargar sobre tus hombros, ahora es llevada por
Él.
El día comienza cuando comienza, es decir que si tratamos de ponernos
en positivo a las diez de la mañana, nos costará mucho más hacerlo, la
armonización del día es apenas abro mis ojos.
Yo siento que he reforzado todas mis creencias, con los principios de la
enseñanza Huna:
“Allí donde va mi atención va mi energía”.
Es decir que si me repito una y otra vez los problemas que creo tener, no
haré otra cosa que reforzarlos, entonces mejor me enfoco en las posibles
soluciones.
“El mundo es lo que tú piensas que es”.
Mi lenguaje describe perfectamente lo que yo creo del mundo, si las palabras
negativas son más que las positivas, esa es mi visión y eso es lo que tendré en
mi realidad.
“A lo que me resisto, persiste; lo que acepto se transmuta”.
La no resistencia me ayuda a fluir con la vida sin lastimarme, cuando no voy en
contra de nada, sino que todo lo acepto y lo entrego, la transmutación será una
constante en mi vida.
Hoy es el primer día del resto de nuestra vida, y hoy podemos comenzar
instalando todas las memorias de armonía en nuestras vidas.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno.
Te entrego todos mis pensamientos catastróficos, mis miedos y
preocupaciones para que Tú los transmutes en luz.
Agradezco a todas esas memorias y las libero y me liberan, ya no son necesarias en mi vida, ya aprendí a vivir en paz.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”