En marzo de 1992, dos meses antes de que encuentre a mi Maestro, o que mi Maestro me encuentre a mí, había acompañado a mi esposo que estaba haciendo unos trabajos cerca a la bahía de Paracas. Me quedé descansado en mi cuarto del hotel hasta caer profundamente dormida, cuando de pronto una voz que decía “Sólo el amor…Sólo el amor…”, me despertó. La voz fue tan real que pensé que alguien había entrado a la habitación, pero no había nadie. De todas formas la voz quedó grabada en mí.
Cuando dos meses después alguien me habla de Sai Baba y me da un libro sobre Él, descubro que sus palabras al inicio decían “Sólo el amor”…
Desde entonces he sabido que solo el amor es la fuente de toda dicha y de toda creación.
Hoy se habla mucho sobre que estamos entrando a una quinta dimensión, y pocos saben que esa quinta dimensión, es la dimensión del Amor. El amor crea de forma espontánea, es solo pensar en algo y sucede. Ya muchos de nosotros estamos experimentando esa situación, pensamos en alguien y nos llama, necesitamos algo y se nos da de alguna forma. Todas creaciones desde la quinta dimensión.
Lo más importante del amor verdadero es que se da sin esperar nada a cambio. El amor verdadero es entrega pura.
¿Cuál es la diferencia entre entregar y pedir?
Cuando pedimos limitamos, con nuestra mente finita. Pedimos algo que creemos que es posible recibir, en cambio cuando entregamos nos abrimos a posibilidades infinitas que no podríamos imaginar.
¿Cómo entregamos?
¿Alguna vez has viajado en avión, o en tren, bus, etc.?
Cuando nos dejamos transportar, entregamos nuestro destino al conductor y nos quedamos tranquilos. Pero como pasajeros, hacemos una serie de actividades: leemos, conversamos, comemos, vamos al baño, etc.
¡En ningún momento estamos entrando a la cabina del conductor para revisar que está haciendo!
Cuando entregamos nuestras necesidades a la Divinidad, seguimos nuestras actividades. Seguimos presentando nuestros currículos si se trata de buscar trabajo, vamos al medico si se trata de salud, ponemos nuestro mejor esfuerzo en mejorar nuestras relaciones personales o familiares. Todo esto, pero con la confianza que hay un divino conductor que nos está guiando en cada una de nuestras actividades y nos llevará al destino que más nos convenga.
Al entregar, dejamos de ser hacedores para transformarnos en instrumentos en las manos de la Divinidad.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo UNO. Te entrego mi vida entera para que Tú seas mi Divino Conductor.
Enséñame a dejarme guiar y a estar atenta a tus señales.
Lo siento, Perdóname
Gracias,
Te Amo
Y hecho está