Es muy osado de mi parte querer escribir este artículo sobre Dios.
¿Cómo puede una mente finita explicar lo infinito que es Dios?
No se puede.
Pero si puedo compartir contigo un poquito de lo que encontré en mi búsqueda
hasta este momento.
Para comenzar te diré que nada está fuera de Dios. Él, es absoluto, algo
absoluto que lo abarca todo y lo contiene todo, por lo tanto no puede haber nada que no sea Suyo.
Voltaire dijo:
“Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, y el hombre le devolvió el
cumplido”.
¿Qué quiere decir esto?
Que le atribuimos a Dios características humanas. Dios es existencia pura sin
atributos.
Cuando decimos Dios es amor, pensamos en el amor humano, con apegos,
preferencias y aversiones.
El amor que es Dios, es verdad y existencia. La verdad es aquello que no tiene
variación.
La verdad es el continente y el amor universal es el contenido.
Por lo tanto Dios no castiga, Dios no se alegra, Dios no se enfurece, Dios
simplemente: ES.
En el libro “El Kibalion” interpretan que si todo está dentro de Dios y nosotros
somos parte de Dios entonces somos el pensamiento de Dios.
“Todo es mental” dice el principio.
El ser humano sólo recibe atisbos de la realidad de Dios, mientras estemos
viviendo en la dualidad, en donde existen el bien y el mal, la oscuridad y la luz,
la vida y la muerte. Nunca podremos comprender lo que es lo absoluto, la
eternidad.
En la unidad, el libre albedrío desaparece, porque se requiere de donde
escoger para ejercerlo y cuando todo lo que tengo, es existencia, sin atributos
¿de dónde escojo?
Se dice que la luz es la sombra de Dios, entonces imposible imaginar la luz
verdadera con mi cerebro limitado.
En cuanto a la vida y la muerte, también desaparecen. Lo eterno es lo que no
termina: el no tiempo.
Durante los talleres cuando fácilmente contactamos con nuestro
supraconsciente (Aumakua, para los hawaianos) El Padre, la chispa divina en
nosotros, nos damos cuenta que siempre ha estado allí.
Tal vez hasta ese momento no sabíamos lo fácil que era contactarlo y que es
aquello que realmente somos nosotros, que no tiene límites , está en un
estado de serenidad constante y absoluto.
Esa sola experiencia es un atisbo de la Divinidad latente en cada uno de
nosotros. Y un camino hacia la paz permanente.
Para concluir, este artículo osado, totalmente rudimentario e incompleto me
gustaría compartir contigo alguna experiencia más.
Es algo muy interesante que aprendí del Maestro Subba Rao en la India ,
sobre numerología explicando lo existente.
Si pudiéramos explicar en números parte de la naturaleza, Dios o lo absoluto
sería el número 9, es el único número que multiplicado por cualquier cifra, al
sumar todos los números componentes del resultado siempre será 9, no tiene
variación.
Cuando este absoluto decide crear, adquiere un atributo y baja al número 8,
Dios Creador es el 8.
Cuando Dios se manifiesta en un Ser superior, un Avatar, un Profeta, este
representa el número 7.
El ser humano es el número 6, con la posibilidad de ascender y fundirse en el 9.
La naturaleza es el 5.
Subba Rao, fue embajador científico en la ONU por cuarenta años, cuando se
retiro, decidió regresar a la India a vivir austeramente en el ashram de mi
maestro.
Tuve el privilegio de escuchar sus charlas, se sentaba debajo de un gran
árbol de baniano (higuera de Bengala), y quienes lo escuchábamos lo hacíamos sentados en el suelo a su alrededor.
Él nos regalaba su sabiduría, con humildad mezclada con un gran sentido del
humor y la delicadeza y el refinamiento de un embajador.
En alguna oportunidad fui a su pequeña casita dentro del ashram, él y su
esposa me recibieron con la tradicional reverencia hindú, que indica “atender al
huésped como a Dios”.
El humor y delicadeza de Subba Rao, contrastaban con la austeridad y
firmeza de Ratan Lal, otro maestro del ashram.
Ratan Lal, enseñaba a quienes temerosamente nos acercábamos a él, a
sabiendas que seríamos duramente recriminados cuando demostrábamos
alguna curiosidad que no fuera estrictamente espiritual. Él siempre decía:
“Todo lo que no te sirve para tu desarrollo espiritual: es ego”.
Se refería a que nuestra indagación debiera ser sólo referente a la búsqueda
de la divinidad yacente en cada uno de nosotros.
Alguna vez dijo: “Si estoy en mi oficina, debo estar informado sobre mi trabajo,
el querer saber otras cosas como, si alguien se divorció o viajó, etc., es ego,
no sirve y entorpece el camino”.
También decía. “ Tan sólo en el silencio absoluto, encontrarán a Dios y serán
iluminados”.
Hoy yo interpreto esto como llegar al cero.
El silencio absoluto se da en los momentos en que nuestra limpieza de
memorias permite que la inspiración nos llegue fluidamente.
Estar en cero es estar en vacío.
El vacío es la ausencia de todo, y todo se puede manifestar en ese vacío.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como uno solo te
entrego todas mis memorias negativas para que Tú las transmutes en luz.
Llévame de la mano al cero para ser una pizarra en blanco en donde Tú
describas el camino de mi vida.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te Amo,
Gracias
Ana María