“El todo es más que la suma de las partes”. Aristóteles
Yo tengo corazón, cerebro, piel, etc. pero la suma de todas esas partes
no conforman lo que yo soy, yo soy más que un cuerpo y sus órganos, yo
soy más que mis pensamientos y mis sentimientos, yo soy más que la
suma de mis partes: yo soy EL YO.
(…)Septiembre es un mes de cambio, cambia la estación y en este lado del
mundo, llega la primavera con el florecimiento de la naturaleza, en otros
lugares el otoño trae otro tipo de renovación…
En la vida también tenemos épocas de cambio y no siempre nos gustan, lo
importante es movernos en armonía con ellos.
Por ejemplo envejecer es ineludible, es un cambio que nos llegará sí o sí.
Mientras estemos vivos, nuestro cuerpo irá envejeciendo.
Lo importante es encontrar la paz a temprana edad para no llegar a la vejez
llenos de miedos y tratando de parecer jóvenes por fuera pero llenos de temor
por dentro.
Nuestro rostro va reflejando la actitud que hemos tenido ante la vida.
Un rostro lleno de paz es bello, y para tener paz es necesario desapegarse,
muchas veces derrotarse y siempre aceptar.
Desapegarse no es renunciar, desapegarse es saber disfrutar de lo que tiene
cuando se tiene, pero no condicionar nuestra felicidad con el hecho de tener
esto o aquello.
Hace algunos años aprendí a derrotarme ante lo ineludible. Derrotarse no es
abandonar, derrotarse es dejar de resistir.
En la resistencia está el sufrimiento.
Queremos hijos perfectos, pareja perfecta, trabajos y logros perfectos y no se
dan…
Entonces seguimos resistiéndonos a aceptar esta realidad y sufrimos, nos
frustamos.
Derrotarse es liberador.
Finalmente la aceptación es la base de la paz. Si aceptamos que las cosas no
salgan como queremos, estaremos en armonía siempre.
La aceptación siempre está acompañada de la humildad.
Somos seres únicos, perfectamente imperfectos. Y nuestras imperfecciones
son el motor que nos empuja a mejorar. Mientras mantengamos en la mira que
la perfección casualmente radica en todo aquello que nos parece imperfecto,
porque es eso lo que nos impulsa y nos hace buscar algo mejor.
Cada que me sorprendo haciendo una crítica mental o verbal sobre el
comportamiento de alguien, me recuerdo a mi misma que para poder reconocer
los errores, lo haré con mis propias memorias, las mismas a las que
seguramente me falta limpiar.
Si tengo conflicto con alguien, o con alguna situación, ineludiblemente el error
está en mí, y es consecuencia de una falta de limpieza.
El Ho´oponopono es una herramienta de paz, aprendemos a mirar hacia dentro,
no para criticarnos ni flagelarnos por nuestros errores, sino más bien, para
repararlos.
Te decía que la aceptación va acompañada de la humildad. Y es que la
humildad es como una delicada flor llena de suavidad, flexibilidad y belleza.
Es por falta de humildad que nos resistimos a los cambios, a los fracasos y que
pensamos que somos superiores con relación a esto o aquello.
Somos parte del todo y a la vez somos el todo, con sus luces y sus sombras.
Nos separamos cuando juzgamos llenos de soberbia porque para hacerlo
tenemos que estar “fuera”, y ese estar fuera es muy frecuente.
Para sentirnos culpables nos separamos, para sentirnos superiores nos
separamos, para creer que estamos en nuestro derecho de criticar nos
separamos, incluso nos separamos cuando creemos que ¡vamos a ayudar a
alguien!
¡No! la ayuda no es para alguien más, siempre es para nosotros mismos, si
vemos a un animalito hambriento, nos apresuramos a alimentarlo, sin darnos
cuenta que lo que buscamos es tranquilizarnos a nosotros mismos al ver que
ya no sufre más.
Sólo estamos unidos cuando la vibración del amor suave y sutil nos integra a
todo y a todos, cuando sentimos en nosotros la alegría o el dolor, y esa misma
unión con todo, nos ayuda a armonizarlo.
Comenzamos septiembre y podemos renovarnos, somos parte de la naturaleza,
somos una célula del universo, sincronicémonos con su vibración, mejoremos
nosotros y al hacerlo estaremos mejorando nuestro entorno y contribuiremos
con la conexión armoniosa, con la existencia misma.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo
Uno, te entrego mis memorias de soberbia, frustación y dependencia para
que Tú, las transmutes en luz.
Enséñame a sincronizarme con el fluir de la vida y la armonía del
Universo.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”