Las sensaciones son la expresión de los sentidos…
La búsqueda del ser humano comienza desde el momento de su nacimiento y
es para encontrar la paz.
Desde el primer llanto del niño que demanda saciar un vacío, se inicia esta
búsqueda interminable.
La búsqueda la comenzamos con los ojos vendados, sólo guiándonos por
nuestros sentidos físicos y sin embargo nuestra búsqueda no es física sino
espiritual y es allí en donde algunas veces equivocamos el camino.
Los sentidos son insaciables, cada vez demandan más y más para llenar un
vacío que no se llena con nada externo, ni nada físico, sólo se llena con el
encuentro del YO con el YO SOY.
En la práctica del Ho ́oponopono, aprendemos a regresar una y otra vez a
nuestro interior, “nada es afuera, todo es adentro”.
Este ejercicio se hace difícil en un comienzo, pero como todo entrenamiento
hay que realizarlo con disciplina que consta de paciencia, constancia,
tolerancia y clemencia.
Paciencia para no desear resultados instantáneos,
constancia para no dejar el empeño,
tolerancia para no exigirnos más allá de nuestra capacidad,
clemencia para que sea el amor y no la soberbia el motor de nuestro esfuerzo.
Entonces, será necesario que no sean nuestros sentidos los dominantes, sino
más bien, que cada uno de nosotros ejerza un dominio sobre los sentidos.
Gracias a los sentidos recibimos grandes bendiciones, como percibir la suave
piel de un recién nacido, el aroma de las flores, la explosión de color de una
puesta de sol, etc etc.
Los sentidos bien orientados nos permiten percibir el mundo que nos
rodea, pero si los dejamos expresarse acompañamos con la compulsión o el
deseo de satisfacerlos con inmediatez, veremos alejarse la paz que tanto
buscamos.
Utilicemos bien nuestros sentidos, todo lo que entra por ellos, constituye un
alimento y a su vez son los activadores de infinidad de memorias, entonces,
¿por qué no purificar ese alimento y activar sólo las memorias positivas?,
que el oído oiga lo bueno, que la lengua sólo hable para decir cosas buenas y
saborear lo dulce y agradable, que la vista se fije en lo positivo y lo acreciente,
que el olfato nos haga percibir el olor al peligro y nos aleje de él, que el tacto
nos lleve a la caricia limpia y amorosa y a crear, construir y edificar .
Los sentidos, como todo instrumento serán positivos o negativos según sean
utilizados, es como un cuchillo, que en manos equivocadas podría matar y en
manos de un cirujano podría salvar una vida.
Los seres humanos hemos sido creados en amor y dotados de todo lo
necesario para encontrar la paz que tanto buscamos, sólo necesitamos
emplear nuestros instrumentos de la manera más adecuada .
Cuando buscamos satisfacer nuestra necesidad de paz, sólo con aquello
que satisface nuestros sentidos, entramos en una vorágine de deseos que
se suceden unos tras otros, por ejemplo, vamos a una tienda y vemos una
hermosa obra de arte, inmediatamente queremos poseerla, no nos detenemos
a admirarla y disfrutar de su belleza, ¡no! queremos tenerla para nosotros,
¿por qué?, simplemente porque le damos al objeto el poder de darnos la
felicidad, pero cuando lo llevamos a casa, la satisfacción dura poco y pronto
estaremos buscando algo más que pueda darnos felicidad.
Te das cuenta que si los objetos pudieran darnos la felicidad, bastaría con
admirarlos en la tienda, ¡no habría necesidad de llevarlos a casa!!
Es así como andamos por la vida tratando de llenar nuestro vacío desde
afuera, con los hijos, la pareja, el trabajo, objetos, diversión y consumo de
todo tipo.
Es imposible llenar un vacío interno con algo externo, el vacío interno se llena
desde adentro, con una buena relación con uno mismo, con la maravillosa auto
aceptación que nos enseña que nuestro valor es la existencia, y finalmente con
la unidad del pequeño YO, con el YO SOY.
En la enseñanza Huna se considera que hay cuatro formas de relacionarnos con aquello que entra por los sentidos y esto es la percepción.
La percepción Objetiva o Ike Papakahi, que es simplemente lo que captan
nuestros sentidos. Por ejemplo: veo un prado.
La percepción Subjetiva o Ike Papalua, que es cuando me envuelvo
emocionalmente con lo que percibo, veo el prado y su visión me conmueve
o la rechazo, y sigo creyendo que lo que experimento es ocasionado por lo
externo.
La percepción Simbólica o Ike Papakolu: cuando interpreto lo que veo como un
símbolo y activo una memoria personal. Puede que el prado para mí signifique
aire y libertad o tal vez soledad y abandono, todo depende de qué memoria he
activado, pero siempre está sucediendo dentro y no fuera.
La percepción Holística o Ike Papaha: cuando reconozco que el prado y yo
compartimos la misma existencia, que no hay más que unidad: el prado y yo
somos UNO. Y que la forma de percibirlo siempre estuvo en mi interior.
Este proceso de percepción es más o menos el camino que recorreremos
hasta aceptar una y otra vez que nada sucede fuera sino dentro de nosotros y
que los sentidos bien orientados nos ayudarán a activar las memorias de luz.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todos mis sentidos para que Tú los purifiques con tu Luz.
Agradezco su presencia en mi vida, y enséñame a utilizarlos con amor.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”