La verdad es el continente y el amor el contenido
Lo verdadero es aquello que no tiene variación, lo eterno y absoluto.
Todo aquello que tenga, aunque sea la más mínima variación deja de ser
una verdad absoluta para convertirse en una verdad relativa, el universo está
sostenido en la verdad que es el recipiente del amor.
El Libro “Un curso en milagros” comienza diciendo:
“Nada real puede ser amenazado
Nada irreal existe
En esto radica la paz de Dios”
Somos un producto del amor y estamos hechos de amor, lo que nos hace
diferentes es nuestra capacidad de expresar nuestra verdadera naturaleza.
La luz que brilla en cada uno de nosotros es la misma, pero la expresamos
dependiendo de cuántas capas y capas de memorias la estén cubriendo.
Lo mismo sucede con nuestra capacidad de sentir el amor en nosotros, somos
seres amados, creados en amor y sostenidos en amor, pero no podemos
realizar ese amor, es decir no podemos darnos cuenta de esa vibración de
amor, por la gruesa costra de las memorias.
Todo lo que vemos es reacción, reflejo y resonancia de lo que sucede en
nosotros mismos.
Cuando iniciamos el trabajo de entrega de memorias, cuando permitimos que
la Divinidad transmute nuestras memorias en luz, de pronto la expresión del
amor queda nítida ante nosotros.
Cuando el amor es descubierto, al primer ser que amaremos profundamente es
a nosotros mismos, y desde ese amor es que podremos amar a los demás.
Dice el mandamiento:
“Amarás a tu prójimo como a tí mismo”, es claro y contundente.
Si no me amo a mí misma, ¿de dónde sacaré amor para dar a los demás?
El amor es también respeto, si me respeto como ser humano, respetar a los
demás en sus infinitas formas de expresión.
Muchas veces confundimos el amor con la co-dependencia y nos ponemos en
el medio de las personas tratando de solucionarle sus problemas.
La codependencia está alimentada por el miedo, la culpa y el control,
queremos solucionar problemas en los que inconscientemente nos sentimos
culpables, y queremos solucionarlo a nuestra manera.
Alguna vez te has encontrado diciendo “ lo ayudo porque me da pena”, la
palabra ” pena “, de la forma como la utilizamos significa me siento culpable,
no es raro que en México se use la misma palabra como sinónimo de
vergüenza, que también está ligada con la culpa.
Se puede sentir tristeza, y compasión que son emociones auténticas, pero la
pena vendría a ser, una distorsión.
Cada vez que intervengas entre los problemas de hijos y sus parejas, entre
tu compañero de trabajo y el jefe, entre tu hermana y tu madre etc., estás
entrando en el terreno de la co- dependencia, ni que decir si tratas de tapar
los errores y las faltas de quien está teniendo una conducta adictiva, ya sea
alcohólica o con cualquier otro tipo de adicción.
La codependencia, no es amor es miedo.
El secreto para dejar la codependencia está contenido en tres palabras:
¡SAL DEL MEDIO!
El verdadero trabajo de amor, es el que hacemos dentro de nosotros mismos,
todo aquello que se arregle, mejore, florezca en nosotros se reflejará en
nuestro entorno.
¿Puedes pensar en una manera mejor de servir? Sírvete a ti mismo y la vida
florecerá a tu alrededor.
“Cuando todo lo que retengas en la memoria sea
digno de amor, no habrá ninguna razón para
que sigas teniendo miedo”. UCEM
Sentirse culpable no conduce a nada, ver los errores que hemos cometido nos
conduce a corregirlos, el pasado ya no nos atormentará sino más bien será
nuestro libro de consulta para no cometer los mismo errores.
Así encontraremos la mejor expresión del amor, el amor no puede coexistir con
el miedo y la culpa.
A veces en los talleres me preguntan por qué se usa en Ho ́oponopono tan
frecuentemente el color azul índigo, y la respuesta siempre es: es el color
que representa la vibración más alta del amor.
A veces pensamos en el color rojo, como representación del amor, pero no es
así, el rojo representa la pasión, y es bien sabido que el amor pasional es de
corta duración.
Luego tenemos el color rosado con que a veces identificamos al amor y
representa al amor con apego: “te amo porque eres mi hijo” te amo porque te
necesito”, te amo porque eres bueno”, esta forma de amar, siempre tiene un
condicionamiento.
Pero el amor verdadero vibra en el color índigo y es amor que simplemente se
da sin hacer ninguna diferencia; es como el sol que nos alumbra sin restricción
ni condición alguna.
Para finalizar quisiera hablarte de lo que es la compasión verdadera, ya que
confundimos la conmiseración con la compasión, que viene de fuentes
opuestas.
La compasión sólo sucede cuando primero nos hemos conectado con nuestro
verdadero yo, entonces nada nos es ajeno y podemos conectarnos con
nuestros semejantes como parte de nosotros mismos, es decir su felicidad
es la nuestra y su dolor también, y desde ese sentir verdadero nos damos la
mano.
La conmiseración, esconde mucho miedo, culpa y sentido de superioridad, miramos de arriba hacia abajo al ver al “pobrecito que sufre” nos separamos, es algo ajeno a nosotros y ese sentir proviene del pequeño yo.
Cuando la alegría de tu hermano la sientas como propia y su dolor también,
será la señal que estás conectado con tu verdadero yo.
Entonces amar no será una opción sino que: simplemente sucederá.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas aquellas formas que tengo de amar, para que Tu, las transmutes con tu luz.
Enséñame a amarme a mi misma con amor verdadero, y desde allí, amar a todos mis semejantes.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo,
Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
Gracias!