Se acerca la navidad, esta es una fecha cargada de emotividad, no importa la religión que se profese, en el mundo entero hay un cambio, que puede ser emocional y también funcional, por la congestión de eventos.
Seguimos una hermosa tradición, que poco a poco ha ido cambiando su sentido espiritual, por algo mucho mas material.
A muchas personas, la navidad les trae recuerdos tristes.
Ahora se, que todo lo que sucede en mi vida, está basado en mis memorias, es por eso que entiendo, que esta nostálgica memoria, se ha venido heredando de generación en generación.
Depende de ti y de mi, entregar esas memorias a la Divinidad, para que sean transmutadas en luz; y de esa manera dejar de heredarlas a nuestra descendencia.
Los conflictos, por situaciones tan simples como, quién cocinó qué, quien hizo tal o cual regalo, los apuros, las gratificaciones, la ropa, los adornos, etc.
Pueden tomar tal relevancia, que nos olvidamos de lo que es realmente importante: Vivir el presente, agradecer la vida, el aire que respiramos, la oportunidad de comenzar de nuevo cada día y estar en paz.
Los días son lo que son. Tiempo para vivir, con lo que venga, la responsabilidad de la carga que le ponga a cada día, es mía, también la responsabilidad de aliviar esa carga.
Puede que lo que tenga sea una necesidad de aprobación, está necesidad está presente, cuando mi auto aceptación no se ha instalado firmemente como una memoria positiva.
La auto-aceptación, difiere de la autoestima, esta ultima depende mucho del juicio de los demás, en cambio la auto-aceptación, está basada en la consciencia de que “Valgo porque existo”.
Cuando aun no estoy clara, mi visión defectuosa puede confundirme, a veces veo las situaciones totalmente borrosas, de pronto me encuentro actuando un personaje que no soy yo, tratando de recibir la aprobación externa.
Este comportamiento, confunde a mi niño interior.
Otro motivo de conflicto son las expectativas.
Si me lleno de ellas, imaginando hechos y situaciones “perfectas”, es muy probable que llegue a la frustración.
Has pensado alguna vez, que cuando hacemos planes de situaciones perfectas, estas situaciones suceden en un mundo estático, cuando en realidad, el mundo es un lugar en continuo movimiento.
Es como esos juegos de tiro al blanco, en donde pasan las filas de patitos en movimiento para dispararles, y es sumamente difícil acertar.
Así sucede con nuestros planes, apuntamos a una situación preconcebida, pero las posibilidades son infinitas . El secreto de la felicidad, está en aceptar que las cosas, no tienen porqué salir como nosotros queremos.
Aceptar a cada persona tal y como es, no tratar de imponer mi opinión, ni mis ideas, fluir con la vida . Eso es aceptación, y eso me trae paz.
Normalmente, mi conflicto con otra persona, sucede porque tengo un conflicto conmigo misma, quizá siento culpa, la culpa que no se muestra, sino que trabaja como un franco- tirador lanzando sus balas desde la oscuridad,
Es en esos momentos, que hago la entrega la Divinidad. Para que sea lo que sea, que está ocasionando este conflicto, sea transmutado en luz, que se aclare mi visión borrosa, y poder ver lo verdadero.
Cada vez que me enfoco en lo verdadero me relajo… Puede que la conducta de un ser querido me afecte por no ser correcta, si tomo consciencia y acepto que lo amo, pero que rechazo su conducta, entonces hay un alivio significativo.
Ya no estoy juzgando desde mi parte culpable, simplemente estoy reconociendo un hecho.
Rechazo el error, no a quien lo comete. Será entonces, un buen momento, de limpiar la memoria con la que reconozco dicho error.
Después de haber revisado y explicado algunas posibles situaciones, me relajaré, estoy tranquila porque ahora se, que las memorias que me condicionan, pueden ser transmutadas.
Es época de ser sinceros con nosotros mismos, de prodigarnos un amor tan grande que al hacerlo nos sentiremos unidos con todo lo existente, porque realmente no hay diferencias.
El amor y la verdad son dos caras de la misma moneda, uno no puede vivir sin el otro, por eso, al amar verdaderamente, la verdad estará presente en mi vida.
Deseo de todo corazón que después de la noche de paz del veinticuatro, el veinticinco, tengamos un día de serenidad , gracias a que fuimos veraces, tolerantes, porque aceptamos que podemos equivocarnos y corregir, y porque al habernos perdonado a nosotros mismos, no habrá nada que perdonar en los demás.
Reconozco en ti, la misma luz que brilla en mí.
!Que tengamos una navidad llena de paz en nosotros y en todo lo que nos rodea!
Divino Creador, Padre, Madre, hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias de tristeza, soledad, escasez, de expectativas no cumplidas, de conflicto y competencia, para que tu las transmutes en Luz.
Enséñame a estar contenta por tu compañía constante, por el solo hecho de existir y por la luz de cada amanecer que trae nuevas esperanzas a mi vida.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana María
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”