VIVIR

“De entre todos los seres vivientes, el nacimiento humano es el más raro. No desperdicien tan preciada y rara oportunidad. Perderán su humanidad cuando se consientan en falsedades, injusticia y maldades. En consecuencia tengan buenos pensamientos, hablen bien y tengan buena visión. Vean lo bueno, y sean buenos. Este es el significado interno de la vida. Supongan que alguien los critica, deberían pensar que esto también es para su bien. Lo que sea que otros hagan, piensen que es todo por su propio bien. Lleven a cabo todas las acciones con la meta de redimir sus vidas. Ocúpense de mirar que no pierdan su humanidad bajo ninguna circunstancia. Conduzcan sus vidas sonriente y dichosamente. Realicen todas las acciones con buenas intenciones. Para llevar a cabo buenas acciones, sus pensamientos tienen que ser buenos. Cuando su mente está saturada de buenos pensamientos, todos los malos pensamientos desaparecen. Esto lleva a la buena salud. Amen a todos, sirvan a todos. Si se adhieren a estos principios, siempre tendrán buena salud.

Sri Sathya Sai Baba.

VIVIR, esa es nuestra misión. Solo eso, vivir y vivir en armonía.

En más de treinta años que tengo como facilitadora y terapeuta, he escuchado muchísimas veces la pregunta: ¿Cual es mi misión en la vida?

Yo misma me hice esa pregunta muchas veces, hasta que comprendí que la misión de cada uno de nosotros es ¡VIVIR!

Como dice el  bello mensaje con el que comienza este articulo, haber nacido como seres humanos ya es un raro regalo, porque solo es en nuestra condición humana que  podemos realizar nuestro verdadero ser.

Experimentar la existencia en toda su belleza y magnitud. La existencia es perfecta, todo es perfecto en la vida aunque a veces no nos lo parezca, pero cada cosa se concadena con otra y finalmente tenemos resultados sorprendentes.

La Maravilla de la enseñanza del Ho´oponopono, es que cuando verdaderamente lo entendemos, sabemos que no somos victima, que somos siempre hacedores, que tenemos un libre albedrio en donde podemos elegir cada acción y que vamos creando nuestra propia realidad.

Ahora, si profundizamos un poco podremos ver que dentro de nuestro libre albedrio esta la opción de entregarle todo a Dios, a ese Dios de tu entendimiento, aquel que reconoces como el sostenedor del universo.

Entonces al hacerlo nos convertimos en instrumentos, y un instrumento en  manos Divinas puede hacer maravillas.

Hace muchos años que mis días comienzan con entrega. Todo lo entrego, todo lo acepto y gracias a ello la paz me acompaña, esta paz que trato de compartir contigo ahora, esta paz que te aleja del juzgamiento y la critica, (teóricamente, ya que  a veces puedo ser muy critica) pero gracias a Dios me doy cuenta y corrijo.

Ya te he contado que los últimos dos años he vivido pruebas muy, pero muy fuertes, y acá estoy, viviendo agradecida por ellas.

En el último taller que tuvimos alguien me pregunto ¿qué has aprendido de  estos dos últimos años en donde las pruebas se multiplicaron?

Mi respuesta fue: HUMILDAD

Mi mundo se vio enfrentado y todas mis creencias rígidas se resquebrajaron, Aprendí que hay un sistema que funciona, aunque yo siempre quise vivir enfrentándolo, aprendí a no resistirme y aceptar, aprendí de mis errores, mi vulnerabilidad y mi rigidez.

Seguramente me falta mucho, pero hoy me siento mas cerca de ser yo misma, de vivir cada instante dando. Dar es la mejor terapia, dar es la mejor misión. Dar es salud.

Cuando dejamos de victimizarnos y asumimos nuestra responsabilidad, estamos listos para avanzar. La victimización nos detiene en un mundo de quejas. Si pudiéramos vernos desde fuera cuando nos ponemos como víctimas, veríamos lo inútil e infantil que puede ser. Mientras que si asumimos nuestra responsabilidad en la creación de una realidad que nos pertenece, nos empoderamos porque con esa misma responsabilidad podemos hacer los cambios.

Todo está en seguir estos tres pasos: Observar, aceptar y corregir.

No hay culpas, solo hay errores. Y muchas veces errores de calculo, nos equivocamos y esta en cada uno de nosotros el corregir esos errores, pero para eso primero es aceptar nuestra propia responsabilidad.

Vivamos, cumplamos nuestra misión, dejemos atrás las quejas, veamos las infinitas posibilidades que nos da la vida.

Hoy tu misión y la mía es ¡VIVIR!

Vivamos con intensidad  y….

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo

Uno. Te entrego cada minuto de mi vida con alegrías y sufrimiento para que Tú las transmutes en Luz.

Enséñame a caminar siempre de Tu mano y con la fe de que nunca me dejarás.

¡Y así se ha hecho!

Lo siento, por favor perdóname

Te amo,  Gracias

Ana María

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