COMPARACIÓN

Existe un impulso natural en el ser humano que es el de compararse

Si supiéramos cuán negativa puede ser esta conducta, quizá podríamos
comenzar a corregirla.

Con la comparación activamos una serie de emociones que nos lastiman. Para
comenzar la rabia, esa energía de baja vibración y mala consejera para
sea lo que fuera que hagamos.

La envidia va acompañada de la carencia, porque en toda comparación hay
carencia, duda, frustación, etc.

Nos comparamos por costumbre, por inseguridad y por miedo.

Muchas veces pensamos que al compararnos con otras personas nos ponemos
retos o metas para avanzar, y no es verdad.

Podemos admirar los logros de otros, sinceramente sin necesidad de
compararnos.
La forma correcta para mejorarnos a nosotros mismos es contrastándonos.
¿Qué quiere decir esto?
Con la autoregulación, que es con nosotros mismos

Por ejemplo:
“Hoy pude hacer 10 minutos de ejercicios, mañana trataré de hacer quince”.

Yo puedo ir mejorando, con mi propia medida.

Con la comparación, se inician también los celos, los más tempranos son entre
hermanos, cuando se compite por la atención y el cariño de los padres.

También en la escuela cuando la competencia por las notas, hace que
perdamos la satisfacción que representa el aprendizaje.

La comparación es fomentada de forma regular por los medios, las redes
sociales, etc.

Comencemos una etapa diferente, en donde podamos alegrarnos por el bien
ajeno como si fuera propio y sobre todo sin compararnos.

La comparación es infantil.

Entendamos que a cada uno de nosotros nos corresponde desempeñar un rol
o un personaje en esta gran obra maestra que es la vida.

En una obra de teatro cada personaje es imprescindible, aunque admiremos al
personaje principal , éste no sería tal si los demás personajes no
desempeñaran su papel.

En los talleres siempre hablamos de las etapas del método:
Reconocer, aceptar y corregir

Este método nos sirve para todo en la vida.

Reconocer, que es la primera etapa, es el primer aprendizaje.

Pasamos por la vida sin reconocer cada experiencia.

Puede ser que hoy que te digo que la comparación no nos conviene comiences
por reconocer que has estado comparándote toda tu vida.

Una vez que reconocemos podemos recién aceptar que esa conducta es
nuestra y finalmente corregirla.

¿Te das cuenta que no podemos corregir algo que no sabemos que
tenemos?

No es necesario compararse, sí, es muy bueno contrastarse y autorregularse
para mejorar.

¿Qué hacer para no compararse?
Aplicar el principio de “no juzgar, no criticar”, es decir simplemente observar.

Puedo no estar de acuerdo con muchas cosas, porque siempre tendré mi propia
opinión, pero esa opinión no tiene porque ser con crítica o juzgamiento.

Con la observación recaudo información y luego elijo lo que puede ser útil y lo
que no.
Mi maestro siempre decía: “Lo mejor que un ser humano puede tener, es un
buen discernimiento”.

Es con el discernimiento que podemos elegir lo que nos conviene para seguir en
nuestro avance y saber qué dejaremos de lado.

Que tengamos una maravillosa semana llena de paz, más allá de todo
entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de demostración y orgullo para que Tú las
transmutes en luz.

Enséñame a vivir la compasión verdadera en donde sólo existe unidad.
Y Asi se ha hecho

Lo siento, por favor perdóname

Te amo, Gracias

Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”

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