Muchas veces nos toca experimentar momentos de dificultad, en donde
sentimos que las puertas se cierran, y no podemos avanzar, ver más allá,
o encontrar rastros de solución…
En esos momentos es común que la desesperación que sentimos empeore
infinitamente las cosas, y lo que sucede es que no sabemos o puede que
hayamos olvidado que podemos apoyarnos es esa fuerza superior que
mantiene los astros en su lugar: Dios, El Poder superior, El Universo, El
Cosmos, o como tú le quieras llamar.
Ese poder existe y ha existido siempre, manteniendo la creación y el orden
perfecto del universo, entonces también podrá manejar nuestros pequeños,
insignificantes e intranscendentes problemas.
Todo el secreto radica en aceptar, entregar y confiar.
¿Pero cómo hacerlo?
El Ho ́oponopono es la herramienta perfecta, cada “Te amo Gracias” es un “Lo
dejo en tus manos” y cada “Hecho está” es un “Ya lo solté, Tú te encargas”.
¡Así de fácil!, pero como no estamos entrenados a aceptar, entregar y confiar,
dudaremos, y seguramente tendremos que hacerlo infinidad de veces hasta
entender que SIEMPRE somos escuchados y que el tiempo de Dios, el
Universo, la creación, el Poder Superior, el Cosmos: ES PERFECTO.
Entiendo que esta manera de pensar y sentir se nos dificulta cuando estamos
en medio de una crisis, pero yo me pregunto ¿qué puedo perder?, nada y más
bien puedo ganar lo más grande: que es la paz.
Muchas veces en los talleres repito : “En Ho ́oponopono no se pide, se
entrega”, si pedimos, lo hacemos desde siendo víctimas, desde la carencia y nos llenamos de expectativas, en cambio, si entregamos lo hacemos desde el
amor-confianza, frente a frente con la Divinidad y sin esperar algo específico, por eso se llama ENTREGA, y eso es soltar el control.
Muchas veces hemos entregado nuestra confianza y seguridad a algún
desconocido, como es el caso de cuando viajamos como pasajeros, nos subimos en un bus que se dirige a donde queremos llegar, cómodamente nos sentamos, y vamos viendo el paisaje o leemos un libro, o conversamos con nuestro compañero, nuestra acción continúa, y el chofer, -una persona que no
conocemos- es quien conduce.
¿Acaso vamos cada cinco minutos a controlar si está manejando en la
ruta correcta, o si está haciendo bien los cambios o si está frenando con
propiedad?.
¡NO!
Sólo confiamos en que nos está llevando a nuestro destino.
¿Y hacemos menos con Dios, el Universo, la creación, el Poder Superior, el
Cosmos?
Si hemos entregado nuestra vida y nuestros asuntos a otras personas, ¿por
qué no hacerlo mejor con Dios y por fin soltar el temor?
Seguiremos con nuestra acción, haciendo lo necesario para avanzar pero
relajados y entregados.
Lo que queremos solucionar salió de nuestras manos ahora sólo somos el
instrumento que ejecutará acciones dirigidas por una mano sabia que todo lo
puede y que tiene soluciones que jamás hubiésemos podido imaginar.
Mientras estemos en la angustia, es como si tuviéramos una venda sobre los
ojos, no podremos ver las posibilidades de solución.
Nuestras memorias negativas son el marco de referencia que se contrae y se
cierra en un círculo vicioso de temor y ansiedad.
En cambio cuando logramos hacer la entrega, ampliamos nuestro horizonte,
nos expandimos y dejamos todas las posibilidades abiertas y créeme, la
Divinidad siempre nos sorprenderá con algo que ni siquiera habíamos
considerado como solución.
Eso no quiere decir que la entrega es parar la acción, todo lo contrario es
seguir en la acción, ya no como hacedores sino más bien como instrumentos,
poniendo lo mejor de nuestra parte, pero desterrando el miedo y la angustia.
Ser pasajero es dejarse llevar como el niño en brazos de su madre, y no dudar.
A veces nos sentimos alejados, pero es simplemente el movimiento parecido
al que hace la madre al mecer la cuna de su hijo, de pronto aleja la cuna con
su brazo, para luego con ese mismo brazo acercarlo hacia ella, alternando el
movimiento, en ambos casos la cuna está en todo momento sostenida con
firmeza por la madre amorosa.
La entrega verdadera es el paso final en la escala de la devoción.
El Ho ́oponopono, es la herramienta de la entrega y con ella accedemos a
una calidad de vida que no habíamos conocido y que nos confiere una paz
estable y esa maravillosa sensación de no estar solo sino más bien protegidos
y cobijados con amor.
Tú y yo somos bienvenidos a abordar el transporte del Creador en donde la
energía del amor es el motor.
Que tengamos paz más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis dudas, angustias y falte de fe, para que Tú, las trasmutes en luz.
Enséñame a aceptar, entregar y soltar.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”