Si no sueltas el pasado, lo traerás una y otra vez al presente y lo
fortalecerás…
Hace veinticinco años que soy terapeuta. Fui formada y orientada por un grupo
de terapeutas encabezados por una psiquiatra que traía un nuevo método
aprendido en Francia, en donde se trabajaba paralelamente la mente y las
memorias del cuerpo, así fue como me capacité en el trabajo emocional –
corporal.
Para poder ser terapeuta tuve que someterme yo misma a una terapia vivencial
ya que sólo se puede aprender con la experiencia propia.
Gracias a la técnica de Alexander Lowen (1910-2008, médico y psicoterapeuta, conocido por su estudio de análisis bioenergético) descubrí los recuerdos o memorias bloqueadas que condicionaban toda mi realidad y poco a poco me reconcilié con ellas.
Después de haber vivido mi propio descubrimiento y de aprender durante
tres años, la técnica de la Bioenergética, comencé a atender a los primeros
pacientes.
Todos llegaban referidos por la psiquiatra, ella hacia la psicoterapia y yo movía
las memorias corporales.
Trabajé cinco años de esa forma, y mientras lo hacía me preguntaba si
realmente esa era una buena manera de trabajar.
Generalmente las personas llegaban atormentadas, llenas de rabia y
victimizándose por lo que habían vivido en su pasado: los pobres padres,
maestros y abuelos, etc. eran los causantes de todas sus desgracias! ¿?¡
Algunos tenían diez, quince años de terapia, en esa época había mucha
terapia de grupo, y asistían a los grupos en donde la victimización era el
estandarte, yo misma viví mucho tiempo bajo ese mismo estandarte…
Finalmente en mi búsqueda espiritual comencé a encontrar puntos de
reconciliación y perdón y me atreví a hablar a quienes llegaban a mí de una
forma diferente de enfocar las cosas.
Mis mentores no estuvieron de acuerdo y me separé de ellos, siguiendo yo sola
con un enfoque diferente.
Luego comenzaron mis viajes a la India y allí busque y encontré todo lo que
siempre había buscado, aprendí no sólo nuevas técnicas de sanación, sino
también sobre el karma y sus consecuencias, pero también aprendí, que no
importa cuántas vidas pasadas hayas tenido, si fuiste un rey o un mendigo,
el único tiempo que importa es el ahora, porque es hoy que sembraremos las
semillas para el resto de nuestra vida.
Finalmente llega a mí el Ho ́oponopono que habla de transmutar memorias y
mi panorama se completa. Podemos reparar hoy, vivir responsables hoy!!
En Ho ́oponopono uno no se enfoca en lo malo, ni en lo enfermo o lo feo,
ya que es verdad que “allí donde va mi atención, va mi energía” y a lo que le
presto atención, es lo que se fortalece.
“Cuando te haces amigo del momento presente te sientes como en casa
dondequiera que estés. Si no te sientes cómodo en el ahora, te sentirás
incómodo dondequiera que vayas”.
Eckhart Tolle
Todos traemos programas o memorias y podemos activar cualquier programa
en cualquier momento desde nuestro nacimiento.
Traemos cuerpos nuevos, pero nuestras memorias son ancestrales, un bebe,
un niño o un anciano está re-creando su realidad a partir de las memorias o
programas que trae consigo y que se activan aleatoriamente.
Lo que nos enseña el Ho ́oponopono es a activar las memorias correctas y a
entregar las que no lo son, en un estado de constante comunicación con la
fuente, sin apartarnos del mundo pero sin dejarnos controlar por él.
Eso nos lleva a comprender que si culpamos a situaciones vividas en la
infancia como las causantes de nuestros sufrimientos, no sólo las revivimos,
sino que las fortalecemos, estaremos siempre en estado de victimización y sin
asumir el ciento por ciento de responsabilidad: que es liberadora y nos lleva a la reconciliación.
Más fácil y más práctico es entregarlas a un Poder Superior, que todo lo sabe
y todo lo puede para que las transmute en luz, y así sin darnos cuenta, sin
grandes esfuerzos habremos llegado a la última etapa del desarrollo espiritual
y es el estado de constante comunicación con Dios.
Si algo horroroso sucedió en tu infancia, suéltalo, si te sentiste abandonado,
rechazado o confundido suéltalo y vive el presente sin culpa, dolor o
resentimiento.
Activa tus programas de aceptación, perdón, y reconciliación.
Es simple, humilde y luminoso a la vez.
El resentimiento se fortalece en la soberbia, aun cuando yo crea que he sido
mal tratada y aparentemente víctima, la verdad es que hay un mecanismo de
soberbia que me dice, “tú que has sido tan buena, correcta y honesta, no te lo
mereces”….
Lo mismo pasa con la culpa, también viene desde la soberbia, de ser terrible,
especialmente injusto etc., etc.
Sólo la humildad acepta que hubieron ERRORES, que todos y cada uno de
nosotros hacemos nuestro mejor esfuerzo, aunque muchas veces ese esfuerzo estuvo
equivocado.
Vivamos el hoy, veamos lo bueno, digamos lo bueno y hagamos lo bueno, de esa manera podremos tener paz mas allá de todo entendimiento, porque la paz se vive, no se razona.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias del pasado, para que Tú las transmutes en Luz
Enséñame a aceptar, perdonar y reconciliarme internamente.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo,
Gracias
Ana Maria
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”