“Cuando se abandona el engaño, la aflicción es destruida y se establece la alegría, las dos cosas ocurren al mismo tiempo”. SSB
Cuando identificamos un sentimiento en toda su magnitud, estaremos capacitados para manejarlo, ya sea porque lo expresamos debidamente o decidimos entregarlo a Divinidad para que sea transmutado en luz.
Este proceso nos dará paz.
Las emociones llegan primero, son memorias que vienen desde nuestro cerebro primitivo, los sentimientos son derivados de las emociones y modificados por nuestras memorias adquiridas.
En otras oportunidades he compartido contigo que las emociones son como rayos verticales que nos impactan sorpresivamente, son espontaneas y lo saludable es experimentarlas y soltarlas.
En cambio los sentimientos son mas elaborados, de cada emoción derivamos sentimientos variados.
Como ejemplo podemos ver que la tristeza como emoción, puede si no se suelta, convertirse en pena que a su vez es culpa, o en melancolía.
La rabia, en cólera o mal humor, y cientos de sentimientos más, ya que la rabia es la emoción que mas variados sentimientos provoca: envidia, celos, critica, etc.
Podría extenderme más en este tema, pero no es necesario congestionar nuestro cerebro con información que no nos sirve para nuestro desarrollo espiritual,
La información es necesaria, si con ella vamos a desarrollar un trabajo o ejercer una profesión u oficio, pero llenarnos de información por el solo hecho de saber es alimentar el ego.
Y créeme, el ego es un carcelero implacable.
En cambio aquello que aprendemos y practicamos y que nos guía en nuestro desarrollo espiritual, deja de ser información o conocimiento para convertirse en sabiduría.
Comenzar a practicar lo que aprendemos es la mejor forma de llegar al estado de paz constante.
Muchas veces tratamos una o dos veces y abandonamos, así no funciona. Hay que seguir, aunque las caídas sean constantes.
Mi maestro siempre decía: “no lo intentes:!haz¡”
Y eso hago, me caigo y me levanto y sigo adelante, es como una aventura, y experimentarla, siempre te mantiene sorprendido.
Entonces la idea es identificar nuestro sentimiento, por ejemplo: puede que tu hijo llegue a las tres de la mañana, cuando quedó en llegar a las doce, y tu lo recibes furiosa, sin darte cuenta, que lo que se esconde detrás de esa furia es miedo.
Si identificas tu sentimiento estoy segura que el intercambio con tu hijo será diferente y desde todo punto de vista más saludable.
Lo mismo sucede en las diversas situaciones de la vida, reaccionamos de una manera que nada tiene que ver con el verdadero sentimiento o la emoción que lo provoca.
Cada vez que no expresamos una emoción debidamente, esa emoción regresa a almacenarse en algún lugar de nuestro cuerpo y forma un bloqueo o contractura que limita el paso de la energía en algún lugar , o la aumenta indebidamente en otro, y es eso a lo que llamamos enfermedad.
Lo ideal es sincerar nuestras emociones. Eso no quiere decir que nos convirtamos en personas “brutalmente sinceras”, la sinceridad entregada con sentido común y amor trae paz a nuestras vidas.
El ho´oponopono nos regresa al Yo, a comprendernos, amarnos y perdonarnos internamente, solo así podremos comprender, amar y perdonar a quienes están en nuestra realidad.
Cuando practicamos la disciplina de la auto indagación, avanzamos a pasos agigantados en el camino espiritual.
Al comienzo daremos pasos inseguros, seguidos una y otra vez por caídas y levantadas, pero como todo en la vida es la practica lo que hace la experto.
Comencemos entonces.
“El viaje de mil leguas comienza con un paso” Lao Tse
“Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego mis sentimientos de miedo y dolor, para que Tú, los transmutes en luz.
Enséñame a reconocerlos con claridad y expresarlos con sinceridad.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana María
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”