El término carencia se refiere a la falta o privación de algo. Se trata de un concepto que proviene de la lengua latina (carentía). El verbo carecer, del latín carescere, significa falta de algo.
La carencia, como todo en mi realidad, también es una memoria heredada.
Todos tenemos la memoria de carencia, pero no todos la activamos con la misma intensidad, ni sobre el mismo tema.
Muchas veces, más que un hecho real, es una sensación.
La carencia existe gracias a que existen apegos.
Los apegos son deseos, y estos cuando se activan en nuestra consciencia son insaciables. La ausencia de apegos o deseos, trae paz.
El apego surge cuando creo que alguien, algo o alguna situación, me dará la felicidad.
No apegarme no quiere decir renunciar, no apegarme quiere decir no darle el poder de hacerme feliz, a las cosas, situaciones o personas.
La felicidad es una opción que solo la hallaré dentro de mí, y se activa con la aceptación y la gratitud.
En este momento que yo escribo y tu lees, ¿qué carencia tenemos?
Lo más probable es, que ninguna
Nuestra consciencia esta enfocada en lo que hacemos, y la sensación de carencia no está.
¿Son reales nuestras carencias?
Generalmente no, lo que pensamos que nos hace falta es más bien, la necesidad de llenar un vacío interno.
En el libro “Un curso en milagros”, dicen que esa sensación de vacío, junto con la culpa , el miedo y la ira, provienen de la creencia de que estamos separados de la fuente y hasta que no volvemos a conectarnos con esa fuente, nuestra búsqueda será insaciable.
Por eso estamos en constante búsqueda de felicidad, que es sinónimo de estar en paz.
Buscamos salud para tener paz, buscamos dinero para tener paz, buscamos armonía en nuestras relaciones, para tener paz.
Siempre buscamos fuera, y el tesoro: ¡se encuentra dentro!
¿Pero, qué sucede cuando la memoria de carencia esta activa en mi vida?
Muy simple, la carencia se vuelve parte de mi realidad.
Imagínate la escena del niño pobre, viendo una bicicleta en la vitrina de una tienda y repitiendo en su mente: ”no la podré comprar”.
La memoria se activa y se fortalece, y la sensación del “pobrecito yo” crece y crece.
El niño de la historia tiene activado un programa que le dice “no puedes” y junto con ese programa también esta activo el de la comparación “porque ellos tienen y yo no” y también, claro está: ¡el programa de la envidia!
Bueno esa escena que acabamos de visualizar tan claramente, es la mejor prueba, que la carencia y todos su acompañantes, también viven en nuestra memoria, de lo contrario no los podríamos re-conocer.
Existen carencias de todo tipo, y siempre son recreadas por las memorias que vienen insertas como cualquier otra programación genética.
La observación personal, es el primer paso en el camino, es el inicio del proceso, es en ese momento, que ejercemos nuestro libre albedrio, elegimos seguir carentes o entregar esa memoria para ser transmutada.
Otra elección saludable es observar la abundancia que nos rodea, todo en la naturaleza es abundante.
Alegrarnos por la abundancia de otros, es vital, entregar nuestras memorias de comparación y de envidia y agradecer a cada momento por lo que tenemos y lo que no tenemos.
Cuando agradecemos, nos llega más y más, muchas veces he experimentado que, cuando creo que Dios ya me lo dio todo, ¡siempre llega algo más!
Entonces la conclusión seria: la gratitud nos conecta en la frecuencia de la abundancia.
Mi instructora en Hawaii, repetía la palabra “gracias” al final de cada frase, eso me pareció maravilloso y también se ha convertido en mi palabra favorita.
¡ Gracias ¡
Esta semana, he aceptado la tarea de observar la abundancia y agradecerla.
Ya sea por los arboles que abundan, por la gente que llena los lugares, por las estrellas, el mar, las montañas, tanto como por un pedazo de pan o la sonrisa de los niños, también porque tú estás en mi realidad.
Pero principalmente agradeceré por la presencia de Dios en mi vida.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. te entrego todas mis memorias de carencia, comparación y envidia para que tu las transmutes en luz.
Conéctame con Tu armonía de abundancia, como abundante es todo en tu creación. Gracias.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Ana María
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”